Una lluvia torrencial con fuertes vientos se abate sobre Buenos Aires desde el amanecer de este sábado y todos se preguntan si las condiciones climáticas permitirán que se juegue el superclásico entre Boca Juniors y River Plate por la primera final de la Copa Libertadores.
Las calles de los alrededores del estadio de Boca Juniors, la mítica Bombonera, en el barrio homónimo, al sur de la ciudad, se fueron anegando a medida que la lluvia caía desde poco antes de las siete de la mañana.
Representantes de la Conmebol llegaron al estadio para inspeccionar la cancha, y será el chileno Roberto Tobar y su equipo arbitral quienes decidirán si la cancha está en condiciones.
Se espera que al mediodía (hora peruana), tres horas antes del inicio del partido, la Conmebol anuncie su decisión respecto al juego. No obstante, los especialistas a cargo del campo consideran que no habrían problemas para el desarrollo del juego.
Fernando Jáuregui, intendente del estadio de Boca Juniors, señaló en diálogo con Fox Sports que "el campo de juego está muy bien". "Sin presumir, despreocúpense. Va a estar pesado, pero bien. Hasta ahora no se suspende nada", añadió.
A seis horas del inicio del histórico encuentro, el césped aparecía con grandes charcos, pero se estima que si cesa la lluvia torrencial, tomará entre treinta minutos y una hora el drenaje de la cancha.
El pronóstico indica un mejoramiento climático por la tarde, pero con lluvias intermitentes.
Las puertas del estadio se abrirán cuatro horas antes de la pitada inicial. Desde temprano, hinchas esperan en las inmediaciones de la Bombonera, que se colmará con 53 mil personas que alentarán a Boca Juniors, ya que la hinchada visitante no tiene permitido el acceso por cuestiones de seguridad.
Con información de AFP