Tocó el cielo en el estadio Santiago Bernabéu. Le ganó la final de la Copa Libertadores a su archirrival en un partido catalogado como el más importante en la historia de los clásicos argentinos. Y todos decíamos luego, ya está, ¿qué más puede querer ganar con ? Sin embargo, allí continúa. Aferrado al mismo cargo de entrenador. Insaciable. No le importa que lo ganado se manche con posibles derrotas futuras. Sigue con la misma sed de triunfos del principio. Marcelo Gallardo insiste y se reinventa.

Son pocos los casos en los que, en un equipo campeón, trasciende más el técnico que los futbolistas. La frase “los partidos los ganan los jugadores y los pierden los entrenadores”, con Gallardo no aplica. Él es la gran figura de la prosperidad del club. Y es que los jugadores van cambiando y la máquina millonaria sigue funcionando igual o mejor.

Al ‘Muñeco’ le quitaron a Gonzalo ‘Pity’ Martínez y lo preparó al uruguayo De la Cruz. Le sacaron a Maidana y apareció Martínez Quarta. Cuando Ponzio bajó su nivel, apostó por Exequiel Palacios y lo reubicó a Enzo Pérez. Si el ‘Oso’ Pratto no está bien, juega Matías Suárez y no pasa nada. Y así, hay muchos ejemplos de movimientos estratégicos del técnico para que el equipo mantenga su juego y siga ganando.

La historia cuenta que Gallardo llegó a River Plate en el 2014. Estaba a punto de firmar por Newell’s pero una llamada de Enzo Francescoli frenó esa negociación. El DT tomó el mando de un equipo que lo había visto triunfar como jugador, pero que, como técnico no lo conocía. El ‘Muñeco’ llegó en silencio y volando bajito. Aunque tardó poco en volverse ídolo riverplatense, porque en el primer año ganó la Sudamericana con el condimento de eliminar a Boca Juniors en las semifinales. En su segunda temporada levantó los trofeos de la Libertadores y la Recopa. En la tercera, la Recopa y la Copa Argentina. En la cuarta, la Supercopa y la Copa Argentina; y en la quinta, una nueva Libertadores y ya saben cómo.

En Latinoamérica, su éxito ya está probado y hoy los diarios insinúan que el entrenador argentino podría tomar nuevos retos en Europa siendo el próximo técnico de Barcelona, si es que a Valverde se le termina de oscurecer la tarde. El hecho de que Messi haya votado por él como mejor técnico del año en los premios The Best, que organiza la FIFA, hace creer que el asunto tiene fundamento.

Lo cierto es que por ahora ha conseguido 10 títulos desde que se instaló en el Monumental de Núñez y ya es el técnico más ganador en la historia de River Plate. Dejó el apodo de ‘Muñeco’ para que los hinchas lo llamen ‘Napoleón’. ¿Por qué lo llaman como el otrora general francés? Lo explicó mejor que nadie Rodolfo D’Onofrio, presidente del club millonario: “Es muy simple. Napoleón era un militar que convencía a sus tropas de la estrategia de combate que tenían que llevar. Y así es Marcelo. Los jugadores salen a la cancha convencidos del plan. Después, puede salir o no, pero le creen”. Con el muñeco, se juega. Con Napoleón, no.





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