Si Antoine Griezmann tuviese la facultad de poder retroceder el tiempo y cambiar de profesión, volvería a ser futbolista. Al final, su talento es innato y no podría ser desperdiciado. Pero si le insistes, y le pides un plan B, su respuesta sería modelo o diseñador de modas. Cada mañana, al despertar, el ‘Principito’ se mira al espejo y demora 15 minutos en afeitarse y arreglarse. Y si debe acomodarse el cabello, echarse gel o retocarse una punta, son 10 minutos más. Recién, luego de esa “tarea”, le da un beso a su esposa Erika Choperana -o “jefa”, como le llama- y procede a utilizar la crema hidratante que ella le compró en el supermercado. Y así, todos los días.
El francés no teme al bullying. Al contrario, sabe que es el “punto” de sus compañeros en el Atlético de Madrid por ser un obsesivo de la moda. Y lo reconoce abiertamente. Su ídolo es David Beckham. “Me gusta su pelo, su ropa”, dijo en una entrevista a El País en 2017. Y agregó que sigue a los cantantes y actores, y revisa sus redes sociales, para copiar su look. Por ejemplo, estando en Nueva York, vio que el reggaetonero J. Balvin subió una foto con una chaqueta rosada, le gustó y se la compró de inmediato. “Es uno de mis tres trofeos en el armario, junto a una camisa que compré en Francia y una sudadera que mandé a traer desde Tailandia”, comentó.
Es imagen, entre otras marcas, de la empresa de shampoo H&S y la máquina de afeitar Gillette. Cuida siempre su presencia, pero al milímetro el cabello. Incluso, el año pasado, reconoció en la revista ICON que “no cambiaría cortarme el cabello, o hacerme algo que no me guste, por un gol en la final de la Champions o el Mundial. Eso no se toca”. Aunque también hay algo que no le gusta: sus piernas. “Es que son muy musculosas, y se me ve mal cuando me quiero poner un pantalón pitillo”, reconoció. Y en cada partido, al descanso, “me cambio de camiseta, me pongo al cabello hacia atrás y utilizo una vincha. No me da tiempo para hacer más”, contó entre risas.
Su definición sobre Messi es “talento”, mientras que con Cristiano Ronaldo agrega dos palabras: “talento y trabajo”. Amante de la tartiflette, un plato que contiene papa, queso y salsa, que le prepara su madre; y también de los videojuegos (en el viaje a Brasil, para jugar el Mundial de 2014, llevó su Xbox One para jugar FIFA). Así es el otro lado de Antoine Griezmann, quien toma mate –bebida tradicional en el Río de La Plata- junto al uruguayo Diego Godín, uno de sus mejores amigos en el Atlético de Madrid, y sabe tanto de fútbol como de las últimas tendencias de la moda. Cada uno con sus gustos.
Por Gabriel Casimiro