Se trata de jugadores con mucho talento, pero que también en algún momento mostraron su lado más 'cruel'. Para brillar en una Copa del Mundo se necesita talento, por supuesto; aunque también un poco de maldad, como en el caso de Harald Schumacher o Luis Suárez.
Diego Armando Maradona, por ejemplo, es un genio, pero bueno y malo a la vez. En 1986, se consagró al darle su segunda estrella mundial a Argentina. Pero ya constaba en su historial su expulsión contra Brasil cuatro años antes por una violenta patada al volante auriverde Batista en partido de la segunda ronda del Mundial de España 1982.
Cómo olvidar al otro genio, Zinedine Zidane en el 2006, cuando en plena final frente a Italia dejó a su equipo con 10 jugadores por un cabezazo al pecho de Materazzi al minuto 110, el último acto de su carrera como futbolista.
Y uno de los últimos 'bad boys', Luis Suárez, quien hace cuatro años le clavó los dientes en el hombro al italiano a Giorgio Chiellini. El delantero fue sancionado con nueve partidos de suspensión para jugar con la selección uruguaya y cuatro meses de exclusión del fútbol.