Ganadores hay pocos. En el fútbol siempre campeona uno y el resto termina siendo catalogado en la mochila de los perdedores. Por eso, si el Barcelona, Real Madrid, Manchester City, Liverpool o PSG no logran levantar nada en una temporada terminan siendo unos 'fracasados'. Lo mismo sucede con la selección argentina, que hace 26 años no suma ninguna estrella, aunque su equipo esté un tal Lionel Messi.
En esta Copa América que ya llega a su final, la selección brasileña está a un paso de levantar la octava de su historia. Y con la baja de Neymar –se lesionó en un amistoso previo al torneo– si a alguien le deben estar tan cerca de celebrar en su casa es a una persona especial. Su nombre es Daniel Alves y no solo es diferente por su carisma y personalidad (y por supuesto su talento), sino también por su manera de liderar.
Con la cinta de capitán, el lateral derecho de 36 años ha convencido a todo su equipo de que pueden volver a ganar el torneo más importante del continente sudamericano después de 12 años (el último título fue en el 2007). No solo lo ha hecho a través de la palabra, sino también mediante el juego, pues a pesar de su veteranía ha mostrado el nivel que lo convirtió en uno de los mejores en la historia de su posición.
Porque no cualquiera levanta 39 títulos en su carrera profesional (por algo es el futbolista con más trofeos ganados en la historia del deporte rey) y sigue con el deseo de seguir ampliando el museo. Sin importar si es en Francia, España o Brasil, el ya exjugador del PSG tiene ese espíritu ganador que contagia a cualquier equipo para estar más cerca de la gloria.
No todo fue fácil
Antes de llegar a la fama, el ahora reconocido futbolista brasileño tuvo que remar harto para terminar siendo lo que es. La vida no le puso tareas sencillas, ya que basta con decir que Dani Alves, el más pequeño de cinco hermanos, se levantaba a las cuatro de la mañana todos los días para sembrar melones y cebollas en un campo cerca de Juazeiro (ciudad en la que nació), donde las temperaturas a veces rodeaban los 40 grados centígrados.
Cómo, entonces, no va a liderar a un grupo de jugadores profesionales el personaje que hasta la podríamos llamar ‘mil oficios’. Con la agricultura no bastaba, había que buscar otras soluciones para que su familia no sufra con la falta de presupuesto y a Dani no le faltaron ganas para hacerlo. Si había que dar la vida, la dejaba en el campo.
Y eso fue, exactamente, lo que hizo. Para ganar algo de dinero para la casa, Alves aceptó una oferta para ser un extra en la película ‘Guerra dos canudos’, donde corrió, recibió un balazo y cayó muerto en el suelo en solo 14 segundos. “Acepté porque nos daban comida gratis y pagaban cinco reales”, contó después la estrella de Brasil.
Pero así como había que morir, también se tenía que matar si la razón era los que esperaban en casa. Por eso, otro de los sacrificios que tuvo que hacer Dani Alves fue salir a cazar para encontrar algo de comida. Las víctimas eran palomas silvestres, las que terminaban siendo el plato de la cena de su familia.
El domingo, en el Maracaná, puede ponerle un lazo de oro a una carrera envidiable levantando la Copa América. Después de tanto sacrificio seguro que no habrá alegría más grande que ver felices a quienes te rodean y Dani Alves lo sabe muy bien. La diferencia es que ahora no solo esbozará la sonrisa en su casa, sino en todo un país.
► Así vivió Neymar la clasificación de Brasil a la final de la Copa América
► Atlético anunció el fichaje de Joao Félix para la próxima temporada
► Figura del Barcelona acepta irse por la vuelta de Neymar
► Real Madrid confirmó la venta del delantero Raúl de Tomás al Benfica