Ya está en los cines “Spider-Man: No Way Home”, la tercera cinta de Peter Parker (Tom Holland) en el Universo Cinematográfico de Marvel. Como era de esperarse, se trata del momento en el que Parker por fin toma responsabilidad por su vida, sus acciones y por supuesto de sus poderes.
La gran sorpresa de la cinta fue la aparición de otros Spider-Man, los cuales le ayudaron a vencer a los villanos de las pasadas cintas de la franquicia. Andrew Garfield y Tobey Maguire volvieron a utilizar los trajes del arácnido una vez más.
Como complemento a la producción, otros actores como Willem Dafoe, Alfred Molina y Jamie Foxx también se volvieron a sus respectivos papeles de villanos. Sin duda, una de las apuestas más arriesgadas de parte de Sony y Marvel.
Lamentablemente, para que Peter Parker notara que su inmadurez le estaba haciendo pagar caro, uno de los personajes importantes del UCM debía morir. En esta ocasión, no sería el tío Ben, ya que nunca llegó a la pantalla grande sino la tía May.
El personaje es interpretado por Marisa Tomei y cerró su participación en las cintas de los Vengadores con la clásica frase “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Falleció en los brazos de Parker luego de ser golpeada por el aparato volador del Duende Verde.
“Estábamos en un punto en el que sentimos que tenía que haber una pérdida, un sacrificio, que Peter tenía que pagar un precio real por esta decisión para tratar de salvar a los villanos”, comentó Erik Sommer, uno de los guionistas, al respecto para el medio Variety.
“Creo que para muchos de nosotros quedó bastante claro que perder a la tía May fue lo que realmente llevaría a casa el punto que estábamos tratando de hacer: hacer de esta la película en la que Peter Parker experimenta la pérdida que los demás experimentaron en su primera películas”, añadió.
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