Los esports, también conocidos como deportes electrónicos, han ganado mucha popularidad en los últimos años por el desarrollo de las nuevas tecnologías, presentando un nuevo nicho de un público joven que disfruta de los videojuegos a un grado deportivo. A la par, se han disparado nuevas oportunidades de negocio, y la industria ha ido creciendo a pasos agigantados.
Reportes como los de Business Insider y Newzoo. afirman que la industria de los esports es una de las más rentables para invertir en varias partes del mundo, manteniendo ganancias de millones de dólares entre todos sus participantes y agregando nuevos agentes que se suman a esta industria.
Por otro lado, en el 2020 la pandemia del coronavirus (COVID-19) confinaba a todo el mundo a un encierro obligatorio y esto también obligó a las instituciones deportivas a cesar sus actividades. No obstante, los esports continuaron en su formato digital, presentando contenido a todos los fans que estaban encerrados por la cuarentena.
Ahora, este es el caso del mundo. ¿Qué pasa en el Perú? ¿Son rentables los esports? En este artículo haremos un repaso de la industria local para intentar responder esta pregunta. No se pretende generar una guía o un informe detallado de inversión en los deportes electrónicos, pero si brindar un primer alcance a todos sobre este mercado.
LOS ESPORTS EN PERÚ: DOTA Y LEAGUE OF LEGENDS
Si bien el espectro de juegos populares en el Perú es bastante amplio, la tendencia entre dos juegos se ha mantenido por competir quién es el rey de los esports en el Perú: Dota, el famoso juego de Valve que comenzó como una expansión de Warcraft III y League of Legends, el principal título de Riot Games.
Esta popularidad se ha traducido a que lleguen al país enormes competiciones. Por un lado, Dota y la Movistar Liga Pro Gaming han unido a los mejores equipos del Perú para competir en un torneo nacional entregando más de 23 mil dólares en premios, con una temporada que siguen día a día los fans del videojuego.
Tal como indicó el SEO de Live Media Esports Luis Carrillo Pinto a Gestión, el pasado 29 de agosto del 2020 la partida de Thunder Predator contra Egoboys superó en audiencia al partido de Sporting Cristal vs. Alianza Lima, según la data de Kanta IBope Media, demostrando que el público online podría ser tan fuerte como el físico al comparar eventos de deportes tradicionales y electrónicos.
Por otro lado, se encuentra el Circuito Nacional de League of Legends en Perú, una iniciativa creada por la Liga de Videojuegos Profesional (LVP) que integró al país al camino para ingresar al Mundial de League of Legends. La LVP ha sido líder en España desde el año 2011 en competiciones. De la mano de Claro y El Comercio llegaron a nuestro país para expandir sus fronteras.
Nuevamente, los fanáticos de los esports han respondido positivamente a estas iniciativas con millones de visualizaciones entre las transmisiones en vivo en las competiciones, cientos de miles en Video on Demand (VOD) y las marcas han encontrado en estos espacios y en los mismos jugadores una oportunidad de negocio para invertir.
Ambos casos presentados demuestran con sus números que los esports son rentables en el Perú, presentando grandes ecosistemas donde los mismos desarrolladores de los juegos están presentes oficialmente para mantener vivo el competitivo. ¿Qué pasa entonces con los pequeños torneos de esports en el Perú?
LAS COMPETICIONES MÁS PEQUEÑAS DE ESPORTS
Como es de esperar, la Liga Pro Gaming de Movistar y el Claro Guardians League no son las únicas competiciones de esports en el Perú, así como que Dota 2 y League of Legends con los únicos juegos considerados en el país como deportes electrónicos. Existen muchos torneos y juegos que crean sus propias competiciones a una escala más pequeña para su propio público.
En este caso, podemos ver a las propias marcas que prefieren invertir en activaciones propias con torneos locales, donde los jugadores y sus equipos participan por pozos de premios más pequeños que incentivan la competitividad, teniendo un espacio más controlado para visualizar los resultados de su inversión.
Antes de la pandemia, se crearon algunos eventos grandes de esports que prometieron tener la misma logística de competiciones internacionales, y así fue. Escenarios como el Coliseo Dibos se llenaron de fanáticos de los videojuegos que disfrutaron de las competiciones en vivo que allí se presentaron.
Pero para considerar rentable un evento de esta magnitud, los organizadores deben estar aliados directamente con el juego. En una conversación off the record, un miembro del equipo organizador de estos eventos confesó que los eventos presenciales demandaban mucha inversión y que en ocasiones esto no era rentable para las empresas que lo creaban:
“Hablar de rentabilidad tiene muchas aristas, pero si quieres sacar dinero de una competición de esports trayendo a gente internacional, agregando la mejor logística y los mejores espacios, entonces no es rentable. En cambio, si el mismo juego te contrata para producir su torneo, es diferente. Allí es rentable porque esa empresa hará todo lo posible para que su competición salga perfecto”.
El principal problema de esto es la complejidad de convertirse en un aliado directo de Riot Games o Valve, por seguir con los ejemplos anteriores citados, para crear torneos oficiales reconocidos por sus organizaciones. Finalmente, para saber si es rentable o no invertir en los esports en el Perú, se debe hablar también de los protagonistas de esta industria: los jugadores.
LAS MARCAS, LOS JUGADORES Y LOS ESPECTADORES
Al igual que los deportes tradicionales, los jugadores y los equipos son los que llevan el competitivo de un videojuego a un nuevo nivel, generando emoción en sus seguidores y se convierten en el motivo principal por el cuál los espectadores sintonizan un torneo de esports. Nombres como Faker en League of Legends o Dendi de Dota 2 ya se han ganado un lugar en el corazón de sus fans, y cualquier evento que los presente gana una popularidad inmensa en todo el mundo.
En el Perú también existen jugadores, equipos e ídolos que se han creado con el tiempo. Al ser una comunidad ‘pequeña’ y que prácticamente se maneja de manera virtual, los fans de estos personajes pueden estar muy cerca de ellos sin necesidad de asistir a un evento de firmas o un torneo donde ellos participen, aunque aún así lo hacen por tener un tiempo cerca de sus ídolos.
Lastimosamente, la situación de los jugadores de esports en el Perú aún se mantiene sin legalidad. En países como Estados Unidos y China estos jugadores son reconocidos como deportistas y tienen los mismos beneficios de ley que un jugador de fútbol. En el Perú, esto no es así, y durante los primeros años que creció la industria la situación de los jugadores fue precaria.
Freddy “Smash” Sina en un comunicado en su Facebook principal dio su descargo del famoso 322 de Elite Wolves, un hecho que dio eco en todo el mundo desprestigiando a los esports y a la comunidad peruana de Dota 2 en el 2016. Hoy en día, este evento ha sido superado y es recordado con gracia, pero se mantiene como un recordatorio para que cosas así no se repitan.
Y este es el ámbito que más necesita el Perú desarrollar para que los esports sean rentables como en otros países. Gracias a la inversión de las marcas que patrocinan torneos, equipos y jugadores, la comunidad crece, los jugadores encuentran nuevas oportunidades para subsistir y esto genera más oportunidad de negocio e inversión para nuevos emprendedores.
A comparación de los deportes tradicionales, invertir en los esports es relativamente barato, pero tiene que guiarse bajo ciertos parámetros éticos para que las marcas no se aprovechen de los jóvenes talentos y vean su inversión traducida en resultados palpables, ya sea posicionándose como una marca para los gamers que apoyan los esports o por la buena calidad de sus productos.
Al final, el esfuerzo conjunto de marcas, jugadores, organizaciones, empresas, desarrolladoras de videojuegos y el mismo Gobierno del Perú hará que la industria de los esports crezca como debería, en especial en pleno contexto de pandemia donde los negocios virtuales se postulan para ser los más rentables en los próximos años.