Hay varias formas de extender la vida útil de un teléfono Android, pero es importante tener en cuenta que todo tiene sus límites. No se trata solo de evitar fallas graves como explosiones o pantallas rotas, sino también de tener conocimiento de aspectos técnicos que permitan evitar el uso de dispositivos Android que representen un riesgo para la seguridad, incluso si funcionan correctamente.
Por norma general, los móviles Android dejan de recibir más actualizaciones de seguridad si tenía más de tres años. Digamos que esto es lo ideal, porque no siempre uno hace todas las actualizaciones hasta antes de esa fecha. Luego de tres años, la recomendación es comprar uno nuevo.
Si es que tienes un celular más reciente, tendrás un margen algo más amplio. Google, Samsung y Qualcomm se comprometieron a principios de 2021 que algunos equipos tendrán cuatro años de actualizaciones de seguridad. Eso no es todo: Google aumentó el lapso a cinco años de actualizaciones de seguridad para sus teléfonos Pixel 6 y Pixel 6 Pro.
Así las cosas, los teléfonos Android con chips Snapdragon 888 para adelante tienen cuatro años de actualizaciones de seguridad y tres actualizaciones de la versión de Android. Es decir, hablamos de los equipos desde 2021 como los Xiaomi Mi 11, el OnePlus 9 y el Galaxy S21.
Samsung garantizó cuatro años de actualizaciones de seguridad a partir de 2019 con las series Galaxy 10 y Galaxy Note 10.
Los móviles Android, por lo tanto, que deben ser descartados a pesar de su operatividad son los que no pueden seguir actualizándose en aspectos de seguridad. Cada parche hace que el equipo registre las amenazas en Internet y advierta a los usuarios de que algo no va bien. Hay antivirus gratuitos que pueden ayudarte con la amenaza de los malwares, pero el sistema operativo seguirá siendo el principal lastre para tu ciberseguridad mientras Google sigue lanzando parches más especializados.
Otras razones para renovar tu teléfono Android
Daños físicos irreparables: si el dispositivo sufre daños físicos graves, como una pantalla rota, daños en la placa base u otros componentes críticos, es posible que el celular no funcione correctamente o no encienda en absoluto, lo que dificulta su uso.
Problemas de software irreparables: en algunos casos, los problemas de software pueden ser tan graves que el celular no responde o se queda atascado en un ciclo de reinicio continuo. Si los intentos de solucionar el problema mediante reinicios o restablecimientos de fábrica no tienen éxito, el celular puede volverse inutilizable.
Obsolescencia: con el avance de la tecnología, los dispositivos Android más antiguos pueden volverse obsoletos y no ser compatibles con las versiones más recientes del sistema operativo o las aplicaciones populares. Esto puede limitar su funcionalidad y dificultar su uso.
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