Hay expectativas de que el mercado mundial de juegos generará ingresos este año de 187 700 millones de dólares, lo que representa un crecimiento interanual del 2.6%. Es este potencial lucrativo lo que lleva a que los cibervillanos pongan la mira en los jugadores y los ataquen a través de varios tipos de estafas para robar sus cuentas, datos financieros e información personal.
De acuerdo con un sondeo hecho por Kaspersky, las probabilidades están a favor de los ciberdelincuentes ya que el 63% de los jugadores admite que sus cuentas no están protegidas adecuadamente, es decir, tres de cada cinco jugadores consultados.
La encuesta señala que un tercio (33%) de todas las cuentas de jugadores a nivel mundial han sido hackeadas durante los últimos dos años. Las cuentas de influencers fueron los objetivos más comunes (50% a nivel mundial), y el 57% de los principales influencers de juegos también fueron atacados en el mismo período.
Hay distintos programas y virus elaborados para el robo de información personal. Por ejemplo, los troyanos pueden robar información muy variada, el ransomware puede utilizarse para cifrar datos a cambio de un rescate, y luego están los keyloggers, un malware utilizado por los atacantes para extraer los datos que los usuarios introducen en su dispositivo.
Estas amenazas pueden encontrarse en sitios de terceros que se hacen pasar por sitios de aficionados de todas las formas posibles y ofrecen descargar archivos ejecutables dudosos, nuevos parches y modificaciones. Es más, los gamers pueden toparse con esto en las redes sociales a través de publicidad, mensajes en comunidades y en las descripciones de los videos de YouTube. Lo peor sucede cuando pagas registrando tus datos en sitios sospechosos y acabas perdiendo los fondos de tus tarjetas.
Otro método común es la creación de sitios de phishing que imitan juegos populares con el objetivo de estafar a la víctima para sonsacarle sus datos y su cuenta del juego. Otra táctica es pedirle al jugador que realice una prueba en línea “No soy un robot” a cambio de un premio, por ejemplo, el último iPhone o una PlayStation 5. Sin embargo, para recibirlo, la víctima debe pagar una pequeña “comisión”, la cual, al realizarla, solo termina comprometiendo la tarjeta bancaria.
Por si esto fuera poco, los ciberdelincuentes han aprendido a imitar las tiendas de juegos tan populares como CS:GO, PUBG y Warface. Para conseguir un buen skin a bajo precio, las víctimas debían introducir sus credenciales de Steam o, incluso, de redes sociales como Twitter (ahora X) o Facebook. Tan pronto como ingresaban estos datos, su cuenta iba a parar directamente a manos de los ciberdelincuentes, y todas sus skins y demás objetos se vendían a otros jugadores.
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