La compañía JLL, que se especializa en servicios de bienes raíces para empresas, realizó el primer estudio sobre cómo se trabaja en Latinoamérica. Recopilaron información de cerca de 300 empresas en 13 países de la región. Hasta ahora, no había un estudio así que ayudara a las empresas a entender cómo otras están trabajando y a los dueños de edificios a tomar decisiones importantes.
Para María del Carmen Tabini, Business Development de JLL, “las medidas de aislamiento para contener la pandemia por COVID-19 forzaron la adopción generalizada del trabajo remoto en la mayoría de los países del mundo, esquema que luego de cuatro años ha retornado a su nivel inicial en Latinoamérica”. Antes de la pandemia, dos de cada tres trabajadores asistían a la oficina cinco días a la semana, mientras que el trabajo remoto era usado por solo el 8% de las empresas. “En la actualidad, solo una de cada cinco empresas en Latinoamérica requiere la asistencia a la oficina todos los días de la semana, equivalente a un tercio del nivel prepandemia. En contraste, el trabajo híbrido se triplicó”, menciona Tabini.
El informe muestra que muchas empresas están pasando de trabajar solo en la oficina a un modelo donde se combina trabajar desde casa y en la oficina. Pero no es fácil hacer este cambio y muchas empresas están enfrentando desafíos para implementar sus nuevas políticas. En Latinoamérica, más que en cualquier otra parte del mundo, las empresas están adoptando este tipo de trabajo que combina estar en la oficina con trabajar desde casa. El esquema más común es trabajar dos días en la oficina y tres desde casa, y es especialmente popular entre grandes empresas y en los sectores de finanzas, tecnología y telecomunicaciones. Aunque los esquemas híbridos más populares sugieren una menor ocupación promedio del espacio de oficinas, implican un reto en cuanto a la gestión de los días de mayor asistencia, teniendo en cuenta que típicamente martes, miércoles y jueves son los días preferidos por la mayoría de los empleados a nivel global.
“El futuro del trabajo aún está por definirse, pues la mitad de las empresas encuestadas señalaron que su esquema actual podría cambiar. Esto se explica en parte por que el 70% de las empresas enfrentan desafíos ligados con sus políticas de trabajo.” El desafío más frecuente es la baja asistencia a la oficina, que afecta a una de cada cuatro empresas de la región. “Esto puede atribuirse a la falta de políticas internas para medir e incentivar la asistencia a la oficina, en particular en los esquemas híbridos. La identificación de los nuevos empleados con la cultura de la empresa y la retención de talento completan la lista de los tres principales desafíos”, agregó Tabani.
Este cambio en la forma de trabajar también afecta la demanda de espacios de oficina. Por ahora, los dueños de edificios están siendo cautelosos y no están construyendo tantas oficinas nuevas como antes. Pero si más gente vuelve a trabajar en la oficina, es posible que aumente la demanda de espacios, especialmente en edificios bien ubicados y de buena calidad.
Si bien, los resultados de la encuesta son claros sobre la transición de la presencialidad al trabajo híbrido, lo que aún no es claro para muchas empresas es cómo poder aplicar de forma correcta estos modelos con los que pueden salir beneficiados.
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