Anotar goles en un partido puede hacerlo cualquiera. Desde un portero, desde su propio arco, hasta un defensor en un saque de esquina; sin embargo, para ser goleador tienes que cumplir otros parámetros. No basta con ser lauchero, ni tampoco con pegarle fuerte al balón, sino más bien con tener buena cabeza y una mejor definición.
Para ser reconocido como una estrella de cara al arco rival, hay que ganarse los frejoles. Tener un buen control, desplegarse con facilidad, fastidiar al defensor y definir como el mejor le dan la garantía necesaria a tus compañeros para jugar con tranquilidad.
SIGUE ESTOS CONSEJOS
1. Regularidad: Aunque lo parezca, no basta con ser bueno técnicamente, ya que los mejores se forman con el tiempo. La regularidad, por eso, es la aliada perfecta de todo aquel que quiera tener un nombre entre sus 'patas'. Mantener el rendimiento en cada partido y bajo diversas circunstancias hará que tus amigos te levanten en brazos.
2. Solo importa tu desempeño de hoy. Las estadísticas están para contarse y nada más, sobre todo cuando los partidos son entre amigos. Por eso, lo que pasó ayer poco importa para lo que vendrá y los tantos que anotaste solo importan para alzar tu ego. Así, cada vez que te amarres los chimpunes, recuerda que no tienes cinco balones de oro, ni un mundial sobre tus hombros.
3. No importan los números. Todos pedirán la '9', al fin y al cabo, quién no quiere el dorsal con el que Ronaldo fue en algún momento máximo goleador de los mundiales o con el que Guerrero se convirtió en el artillero con más tanto de nuestra selección. Sin embargo, los números no importan, ni para tu compañero ni el rival, y mucho menos para aquel que te está viendo jugar.
4. Actitud. Sin canilleras, ni dorsal, hasta sin zapatos, uno puede jugar. Al fin y al cabo el fútbol es ese deporte en el cual una botella puede tener forma de balón y un grupo de desconocidos pueden pasar un buen rato. Donde hasta el más bajito puede cabecear un balón y el más alto barrerse a recuperarlo.
Por eso, para ser estrella no debes olvidar la esencia del deporte. La diversión que buscabas cuando pateaste una pelota por primera vez es la que, en cada reunión con amigos, te hará competir sanamente por ganar sin ningún premio particular más allá del de ser reconocido por los demás bajo el cántico de "el goleador, el goleador".