Eran casi medio millón de pilotos inscritos y Fernanda Kanno pertenecía a un grupo de 14. Ese fue el número de mujeres en el Dakar, siendo ella la primera peruana. Sabía que no sería fácil, pero la imaginación le quedó corta para comprender realmente a qué se estaba metiendo.
Lejos de sentirse decepcionada por no terminar la competencia, la periodista lo toma como un simple bache en el camino hacia su meta. Porque el Dakar no es solo un capricho en su vida, sino su sueño.
¿Cómo te sentiste cuando abandonaste?
Al principio triste, pero luego agradecida por haber podido cumplir con lo que siempre quise. El día que partí de Lima, cuando estuve en el podio de la largada, ya había cumplido mi sueño. Disfruté al máximo durante esas dos semanas.
¿Cuál fue la anécdota más loca que te tocó vivir?
Quizás cuando me encontré con Nicolás Fuchs. Fue justo cuando él iba a abandonar, así que nos pidió que lo jalemos. Le dije que ya, pero necesitaba arreglar algo en el timón, y al toque se ofreció. Era una locura: Nicolás Fuchs, el gran piloto, fue mi mecánico.
¿Pudiste compartir con él durante la carrera?
Él siempre ha tenido buena onda conmigo. Incluso una vez me lavó la ropa (risas). Le pedí usar su lavadora porque mi underware (traje dentro del mameluco) estaba completamente sucio.
¿A pesar de los problemas, volverías?
Por supuesto. Después de esta experiencia, quiero correrlo mil veces más, pero para eso debo buscar ‘chamba’. Empezaré a mandar mi CV a ver qué encuentro.
¿De nuevo correrías en la categoría autos?
El próximo año, sí. Quiero terminar la carrera en esa modalidad y quizás luego pasar a camiones, incluso tubulares (UTV). El cielo es el límite.