César Rodríguez alcanzó en el Mundial de Atletismo el récord nacional de 35km y el top 10 en la competencia de 20km, donde también superó su última marca. El marchista nacional fue parte de la delegación peruana que viajó con Kimberly García a Oregón y logró, como país, el séptimo lugar de la competencia global. Tras su llegada a Lima, el huancaíno conversó con Depor y confesó todas las dificultades que tuvo que pasar para destacar en esta disciplina. También nos contó cómo fueron sus inicios y cómo tuvo que dejar la Reserva de Sport Huancayo por continuar en sus estudios.
¿Cómo te sientes tras los resultados obtenidos en Oregón?
Estamos contentos por el gran resultado de Kimberly García. Las dos medallas de oro son algo histórico. Estoy contento por su trabajo. He visto todo su sacrificio, toda su dedicación y ello se ve reflejado. No ha sido fácil. Ha tenido que levantarse cuando estaba en el suelo y nadie creía en ella. Es una doble medalla muy merecida.
Para ustedes, entrenar durante la pandemia ha sido muy complicado…
Había mucha gente que nos botaba de los lugares. Era entendible por el covid, pero todo ese contexto hizo que tuviéramos que salir a entrenar muy temprano. Cuatro, cinco de la mañana. A esa hora teníamos que salir de la ciudad a buscar la ruta. Eso ha sido muy sacrificado. Nosotros veíamos a compañeros de otros países que sí tenían apoyo. Estaban en cuarentena, pero a sus deportistas sí los aislaban y les daban lugares de entrenamiento para que se sigan preparando para los Juegos Olímpicos. Aquí no fue así. Y no solo con nosotros, sino con todos los deportes. Recuperar nuestro nivel después de todo ello ha sido muy sacrificado.
Aún así ingresaste al top 10 del mundo en la prueba de 20 km…
Estoy en un buen puesto, pero creo que la preparación pudo haber sido mucho mejor si hubiera tenido apoyo. Hay errores que mejorar, eso sí. En 35km, alcancé el récord nacional, logré el puesto 16 y la marca para el Mundial del otro año. Esta distancia me ayudó a tener más estrategias al momento de marchar, porque en este kilometraje uno puede pensar qué hacer, caso contrario en los 20km, que al mínimo error te ves perjudicado. Lamentablemente, no fue un torneo clasificatorio a los próximos Juegos Olímpicos, porque sino ya lo hubiera conseguido la marca. Esta validación empieza recién el próximo año. Voy a intentar obtener un cupo en 20 y 35 kilómetros para ir tranquilo.
¿Cuál es la próxima competencia que enfrentarás este año?
En dos meses son los Juegos ODESUR que serán en Paraguay. Va a ser el último campeonato importante del año. El próximo empezaría con torneos internacionales para buscar la marca clasificatoria a los Juegos Olímpicos.
¿Consideras estos logros como una revancha tras no participar en Lima 2019?
Pasaron muchas cosas en aquellos Juegos Panamericanos. Perdí muchas oportunidades. Es propio del deporte. Son cosas que pasan y que te permiten decidir si en verdad quieres seguir en esto. En ese momento caí al suelo, en todos los aspectos, deportivo, económico. Me quitaron el PAD, no tenía competencias, nadie pensó que iba a clasificar a los Juegos Olímpicos. Pero, creo que todo eso me terminó motivando. Solo mi familia confió en mí, y así decidí irme al extranjero para lograr la marca para Tokio 2020. Me hice más fuerte psicológicamente y sé que ya nada me va a dañar en el futuro.
En Tokio 2020 alcanzaste el puesto 21 …
Logré estar casi en el top 20 en los Juegos Olímpicos, ahora en un top 10, y creo que puedo seguir mejorando. Pero todos en mi disciplina necesitamos más apoyo. No solo cuando hay resultados, sino siempre. Ser deportista es muy sacrificado. Llegar a un top 3, conseguir una medalla o ganar un Mundial no es nada fácil. Ahora se requieren muchas cosas. Como pruebas de laboratorio, de lactato, y son cosas que necesitamos para ver cómo van nuestros entrenamientos. Todo eso repercute. No solo es fuerza, garra, porque en otros países van de la mano con la ciencia.
¿Qué necesitan?
Necesitamos mayor apoyo de la empresa privada. Y no hablo solo por mí, sino por todos mis compañeros de marcha atlética. El resultado de Kimberly es histórico, pero no puede tener apoyo recién, cuando ha logrado algo, este debe ser siempre. Eso da un poco de cólera. Si uno quiere ver resultados, pues hay que apoyar desde el inicio. Tienen que haber auspiciadores para que no estemos preocupados en cómo vamos a solventar nuestros viajes económicamente, y solo dedicarnos a entrenar. Es muy triste porque cuando lo logras dices ‘lo hice’ y viene el resto, pero dentro te preguntas ‘ya para qué’.
¿Lo consideras justo?
No. No es justo que tenga que pasar todo ese transcurso de no tener apoyo y sacrificarme para que recién vengan cuando haya logros. Tengo nueve años de carrera deportiva y nunca he tenido un auspiciador especial, no trabajo con ninguna marca. Ya uno está acostumbrado a ello. Hay que ingeniarsela para ver de dónde sacar dinero y poder viajar a competir o ir a los campamentos. Este año ya me voy gastando más de 15 soles yendo a Europa a romper récords de 10km, 20km y 35 km. Finalmente, es mérito mío y de mi familia. Eso no ve el resto. Nosotros hacemos muchísimo sacrificio.
Kimberly también tuvo que invertir y eso es frustrante. No es solo entrenar. Hay que ver mil cosas antes de pensar en competir, porque no siempre alcanza. Nuestro entrenador es de Ecuador y hay que ir. Esta vez, antes del Mundial, no pude. Si lo hubiera hecho, tal vez tendría mejores resultados. El compañero con el que entreno logró un cuarto y quinto lugar. Yo pude haber estado ahí.
¿El dinero que les brinda el IPD a través del PAD es suficiente??
No es suficiente. Nosotros necesitamos pruebas y a veces en una nos gastamos 500 soles. Finalmente, estos resultados sirven para ver cómo estamos y asimilamos los entrenamientos. Aparte tenemos otras pruebas que se realizan durante los entrenamientos, dos o tres veces por semana, 20 soles cada una. En todo ello, ya se van mil soles. Aparte requerimos zapatillas, suplementos. Lo del PAD te alcanza para lo que se pueda, pero no es suficiente si se quiere ingresar a la élite mundial. El IPD nos apoya pero necesitamos de otras entidades. Necesitamos que valoren al deportista peruano.
¿Cómo han reunido el dinero?
Hemos tenido que acudir al banco, utilizar nuestros ahorros. Hay que jalar de donde sea. Sin embargo, por ejemplo, en mi caso yo puedo, pero no es la situación de todos. En el 2021, para clasificar a los Juegos Olímpicos tuve que gastar 7 mil para ir a Europa, hacer una marca y lograr que el IPD crea en mí. Recién ahí me empezaron a apoyar con el programa Tokio. Yo necesitaba competencias y apoyo desde antes.
¿Has conversado con el IPD?
Yo les he argumentado. Les he dicho que no soy un deportista de la noche a la mañana. He tenido logros desde el 2014. He sido abanderado, campeón panamericano, sudamericano, entre otros. Pero me quitaron el apoyo porque no había clasificado a los Juegos Olímpicos. O sea, sin eso no era nada. Eso da mucha cólera. Y no soy solo yo.
¿Cuál es la situación de la marcha atlética en nuestro país?
Hay talento, muchísimo. Lo que falta es apoyo. No solo a nuestro deporte, sino a todos. Tienen que darse cuenta de que hay que apoyar desde abajo. Si quieren que haya resultados, una medalla mundial, una olímpica, pues tienen que apoyar e invertir. Esto no es de la noche a la mañana, y uno no tiene que ser super talentoso, traer una medalla olímpica, para que recién nos hagan caso.
No hay cultura deportiva. Por ejemplo, mi deporte muchas personas no lo conocen. La mayoría se pregunta qué es marcha atlética o de frente nos dicen que somos los que caminamos como pato. Se burlan, pero ya nos acostumbramos. Al menos así nos referencian.
Esto ocurre a pesar de que la marcha atlética viene teniendo resultados positivos …
Tenemos resultados. Lo de kimberly viene de años. Ella ha sido campeona panamericana, sudamericana, ha tenido distintos récords. Nosotros en la marcha hemos tenido siempre logros, solo que no ha sido muy difundido. Espero que ahora esto cambie para que además más personas se sumen y animen a practicar la marcha.
Deportista y arquitecto
Aparte de la marcha atlética, ¿a qué te dedicas?
Estudio la carrera de arquitectura. Hago un ciclo por año, porque es muy sacrificado. A veces no alcanza el tiempo, sobre todo cuando hay viajes, campamentos que duran un mes o mes y medio. Y en mi carrera tengo que estar haciendo maquetas, por lo que el reloj se me queda corto. Significaría dormirme a las dos de la mañana y levantarme a las seis. Lo hice en una oportunidad, pero es muy complicado. Para entrenar uno tiene que descansar bien. Además, después durante el entrenamiento estoy pensando en lo que tengo que hacer, mis trabajos, etcétera, y eso me desconcentra.
¿En qué horarios entrenas?
El deporte lo practico de 7 de la mañana hasta las 10:30. Luego voy a terapia hasta la 1. Luego descanso hasta las 3. De ahí hay una segunda jornada, cena, y quedan dos o tres horas para estar con la familia, porque hay que descansar y al día siguiente otra vez lo mismo. No hay tiempo.
Ex futbolista de Sport Huancayo
¿Cómo te animaste a practicar la marcha atlética?
Nunca pensé marchar. No me imaginé que practicaría este deporte. Tal vez correr, pero marchar jamás. Eso sucedió en el 2012 cuando ingresé a cuarto de secundaria. Yo jugaba fútbol desde los seis años en Huancayo y venía a Lima para los distintos torneos. Estaba muy concentrado en el fútbol. Pero aquel año fue la primera convocatoria de Sport Huancayo para el equipo de Reserva y me llamaron. Estaba a punto de ingresar a quinto de secundaria, y solo estaba permitido para los que habían terminado el colegio, porque teníamos que entrenar a doble turno. En ese momento tuve que decir que no.
¿No hubo ninguna posibilidad de pudieras decir que sí?
Yo quería meterme a un colegio no escolarizado, pero mis papás se molestaron, querían que termine mi quinto y después vuelva a postular al equipo. Me sentí mal como todo joven. Ya no quería jugar. Pero, en ese transcurso, como yo corría y hacía fondo, una profesora de educación física del colegio Salesiano me dijo que había una convocatoria en el estadio Castilla de Huancayo para empezar a entrenar. Fui con unos compañeros. Realicé las pruebas. De hecho, me prestaron zapatillas, porque yo no había llevado nada. Solo fui a ver. Quedé primero, segundo y el profesor me dijo que tenía cualidades para entrenar becado. Ahí fue que dije que sí ya que no hacía fútbol, podía dedicarme al atletismo para que cuando me toque retornar, lo haga más físico.
¿Pero ahí aún no hacías marcha atlética?
No, eso fue tras un Nacional en Lima en donde participé en 5 mil metros planos. Quedé décimo tercero y en la tribuna, un poco bajoneado, veo a los que empiezan a competir en marcha atlética. Me llamó la atención porque vi un ritmo suave, casi caminando. Entonces me animé, porque pensé que ahí podría coger una medalla nacional. Eso me emocionó, porque nuevamente, pensé que eso me permitiría retornar al fútbol de la mejor manera. Qué mejor que siendo campeón nacional. Volví a Huancayo y le dije a la profesora que quería hacer marcha atlética.
¿Fue difícil?
Aprendí la técnica en un día. Pero cuando me paré me empezó a quemar los tibiales, las pantorrillas, las piernas. Quería caerme porque no estaba acostumbrado a ello. Luego llegó un Nacional de 5km de marcha. Competí y tuve medalla de bronce. A la media hora hice 2 mil metros con obstáculos y tengo otra vez bronce.
¿Y qué pasó con el fútbol?
No me desligaba del fútbol, porque siempre me llamó mucho la atención. De hecho, hasta ahora a veces quiero jugar. Solo que ya no lo hago, me cuido. Antes sí lo hacía. Entrenaba doble. Pero me pasaba factura. Además, el fútbol como es de contacto, a veces terminaba lesionado y luego tenía que ponerle alguna excusa a mi entrenador. Finalmente, tuve que tomar la decisión de dejarlo, porque ya había obtenido una medalla Sudamericana, clasifiqué al campeonato Mundial, donde supe que debía dedicarme a la marcha a tiempo completo.
¿En qué momento te convences de ello?
En el 2013, sí. Allí me convencí. Nunca me imaginé que la marcha atlética me iba a llevar a estar en otro país. Pero a uno que no conocía por ser tan lejano, en Ucrania. De hecho, no creía hasta que ocurrió. Fue algo impensable para mi.
¿Ya no vas a pichangas?
Sí me sigue llamando la atención y me llaman para jugar, pero antes de decir que sí tengo que ponerme a ver qué competencia tengo, entrenamiento. Porque sino me lesiono y no puedo entrenar dos o tres días. Ahora, por ejemplo, después de Odesur que ya no habrá más competencias podré jugar.
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