Nunca hay que dudar del poder del deporte. Los motivos que nos pueden llevar a realizar actividad física son muchos y distintos, desde el simple gusto hasta retos estrictamente profesionales. Pero muy pocas veces por el solo hecho de competir para así motivar a otros a seguir ese ejemplo. Y esto es precisamente lo que hace Aída Milinarsky, la 'abuelita' más rápida que tuvo el Ironman 70.3 en Lima.
La atleta chilena de 70 años completó la dura prueba en siete horas y 40 minutos. Se lee fácil, desde luego, pero se trata de nadar casi dos kilómetros en el mar, recorrer otros 90 en bicicleta y culminar la prueba corriendo 21 kilómetros más. Pero no siempre fue así, la primera vez le costó ser descalificada y tuvo que competir en plena oscuridad.
Milinarsky apareció en un 'Ironman' en el 2008 y como ella misma contó en una entrevista para el diario 'El Mercurio' de Chile, hubo un momento de la competencia que se preguntó "¿qué estoy haciendo aquí?", pero siguió y el resultado fue todo lo que siempre esperó. "En la meta supieron que estaba muy cerca de llegar y a pesar de que se habían cumplido las 17 horas, me esperaron y el público me recibió con aplausos", contó.
Aquella vez superó el límite del tiempo y no apareció en los registros, pero eso poco le importó. "Me daba lo mismo, yo fui por un desafío personal, no por demostrarle nada a nadie", explicó. Y así ha seguido desde entonces hasta hoy.
"Si yo, una persona común y corriente, pudo competir en un Ironman, quiere decir que cualquiera puede motivarse y hacer ejercicios. Si ni siquiera se trata de ir a grandes pruebas, basta con salir a correr, a caminar o andar en bicicleta", resumió Aída su estilo de vida.
¿Qué hizo para competir en un 'Ironman'?
Milinarsky es pediatra, una profesional tan ocupada como cualquiera, por lo que tuvo que acomodar sus horarios para poder entrenar. Aunque no siempre fue así. Ella misma reveló que su afición por la actividad física la encontró en su etapa adulta, no sabía nadar e incluso fumaba sin complejos, pero jamás hay que subestimar el poder del deporte.
La triatlonista adaptó sus ocupaciones y tiempo libre, y descubrió que hacer ejercicio por la mañana era su mejor forma de empezar el día.
"Nado tres días a la semana a las seis y media. Y cuando no estoy nadando, estoy trotando. Hacer ejercicios es una muy buena forma de empezar el día, uno queda muy activo, de buen ánimo por todo el resto del día", explicó.
Por su experiencia, cree que todos deberían tener una rutina similar. "A los niños deberían motivarlos sus familias, sus profesores, sus doctores, todos. Lo ideal sería que en el colegio empezaran la jornada con actividad física", recomendó.