“Un Juego de Viernes por la Noche” (Friday Night Lights) es un drama hecho para personas enamoradas del deporte y también para aquellas que disfrutan de una buena historia. La película, dirigida por el estadounidense Peter Berg y basada en hechos de la vida real, es una adaptación de un libro (llamado de la misma manera) que relata la temporada 1988 de los Panthers de Permian High School en Odessa, Texas, rumbo al título estatal de fútbol americano.
En ese largo camino, los jugadores -cada uno dueño de su propia historia- se vieron obligados a sortear una serie de obstáculos, como problemas intrafamiliares, abuso físico y psicológico, alcoholismo, racismo y, quizás el más complicado de todos, la lesión de su estrella, James “Boobie” Miles, un atleta destinado a la grandeza. Pese a las tantas dificultades -a las que se sumó la presión constante de un pueblo necesitado de alegrías-, el histórico Gary Gaines motivó a un equipo que parecía anímicamente destrozado, exprimió cada recurso que tenía y logró alcanzar la gran final estatal. Incluso, contra todo pronóstico, sus dirigidos quedaron a menos de una yarda de levantar el ansiado trofeo.
Ahora, a 32 años de lo que pudo ser una enorme gesta, los protagonistas de aquel partido llevan vidas sumamente distintas a las de aquellos tiempos. Algunos, conscientes de los errores del pasado, calmaron sus ‘demonios’ y pasaron al carril del bien, mientras que otros, ante la frustración deportiva, no encontraron remedio alguno. Conoce sus historias.
James “Boobie” Miles
Siguió jugando fútbol americano durante su primer año en su primer año de universidad, pero su grave lesión a la rodilla no le permitió alcanzar su verdadero potencial. A comienzos de la década pasada, estuvo preso tras violar su libertad condicional por cargos de asalto agravado. Su hijo, James Miles III, heredó su talento en el fútbol americano y hasta se ganó una beca para jugar por Fort Scott Community College.
Don Billingsley
Tras ser un aficionado a las noches de fiesta, mujeres y alcohol, Don Billingsley, maltratado por su padre en la película, dejó atrás los malos vicios de su juventud durante su paso por la Universidad del Este Central de Oklahoma, donde se convirtió en un ferviente cristiano. Y, gracias a la notoriedad ganada por “Un Juego de Viernes por la Noche”, se dedicó a guiar a estudiantes de secundaria alrededor de los Estados Unidos.
Charles Billingsley
El papá abusivo, prepotente y machista representado en la película, según Don, su propio hijo, no era exactamente así. Aunque Don haya aceptado en más de una entrevista que sí tuvo grandes discusiones con su padre y que no coincidan en muchas cosas, el nivel de violencia mostrada fue “exagerado”. Incluso, en la película se le consideró un excampeón estatal -cosa que utilizaba para amedrentar a su hijo-, lo cual nunca fue real.
Brian Chávez
Chávez, tal y como se informa al final de la cinta, terminó siendo el estudiante con mejores resultados de su clase y luego pasó a sacar una licenciatura nada más y nada menos que en la Universidad de Harvard. Por si no fuera poco, le agregó una maestría en leyes en Texas Tech. Pero, en su regreso a Odessa (pueblo donde se lleva a cabo la historia), Chávez estuvo involucrado en un caso de invasión de hogar y robo. Así, se vio obligado a declararse culpable, llevando a la suspensión temporal de su licencia de abogado.
Gary Gaines
Gaines enseñó en otras siete escuelas de secundaria y dos universidades tras Permian, aunque volvió en 2009 hasta su retiro del fútbol americano en diciembre del 2012. Un año después, fue inducido en el Salón de Honor de la Asociación de Entrenadores de los Secundarias de Texas. Hoy, ya con 70 años de edad, el extécnico de los Panthers sufre los estragos del Alzheimer, enfermedad que le impide conducir y recordar, muchas veces, sus grandes momentos en el deporte.