Casi seis meses después de que terminaron los Juegos Olímpicos de Río 2016, las instalaciones se han convertido en objeto de críticas hacia el gobierno. El mal estado de ellas ha despertado la ira de los ciudadanos de la capital brasilera.
Río 2016: las diez decepciones que dejaron los Juegos Olímpicos
El municipio de Rio de Janeiro anunció hace a mediados de enero que el Parque Olímpico Deodoro, que iba a ser usado como parque y área de recreación tras los Juegos, ha sido cerrado.
Este fue la segunda instalación más grande durante las Olimpiadas y está ubicado en una de las zona más peligrosas de Río, lejos de las famosas playas de Copacabana e Ipanema. Algunas de las justas que allí se realizaron fueron las ecuestres, de rugby y hockey sobre césped.
"Se están tomando medidas para asegurar que el espacio sea reabierto lo más pronto posible", señaló la municipalidad a The Associated Press en un comunicado. No dijo cuándo ocurriría esto. Agregó que el contrato con la compañía que operaba el parque terminó a fin de año.
El alcalde de Rio Marcelo Crivella asumió el puesto el 1 de enero, reemplazando a Eduardo Paes, quien según el COI fue la fuerza promotora de los Juegos.
La atracción principal del parque es una piscina pública, que ahora está inaccesible, justo cuando la temperatura veraniega de Río sube a diario a 35°C.
En otro revés, Río entregó el a finales del 2016 las llaves de las instalaciones deportivas en el principal parque olímpico al gobierno federal, tras tratar infructuosamente de subastarlos
Funcionarios dijeron que solo hubo una compañía interesada en la subasta, que no dio las garantías necesarias para la concesión de 25 años.
El ministro de Deportes de Brasil Leonardo Picciani dijo por ese entonces que el gobierno federal administraría las dos instalaciones, el estadio de tenis y el velódromo.
Un campo de golf de 20 millones de dólares también tiene problemas de mantenimiento y para encontrar jugadores.
El estado de Río de Janeiro ha declarado una "calamidad financiera" y no paga a sus maestros y empleados públicos desde hace varios meses. El país en sí está pasando por la más profunda recesión que ha tenido en décadas. El índice de desempleo es de 12%.
Esto contrasta con los 10.000 a 12.000 millones de dólares que Brasil invirtió para organizar las Olimpiadas. Invirtió una cantidad similar en la Copa Mundial de 2014.
Fuente: AP
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