A diferencia de otros deportes que se practican en lagos o en el mar, pero cerca de la orilla, un velerista no solo compite contra sus rivales, que son 150 o aún más en las carreras grandes –regatas, en el argot acuático–. Y esto va más allá de una corriente embravecida, un viento inclemente o lluvias torrenciales, pues afectan por igual a todos. Nos referimos, por ejemplo, a cruzarse con un tiburón.
Stefano Peschiera, el primer peruano en clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 –tras hacer lo propio en Rio 2016–, lo ha vivido en carne propia. Primero fue en setiembre del año pasado, días antes de la primera fecha de la temporada 2018/19 de la Serie Mundial de Vela. Estaba en Enoshima (Japón), entrenando, cuando escuchó un grito.
"Alguien pasó la voz, pero estaba a 25 metros más o menos. A nadie le dio miedo, y encima no era competencia. Me habían dicho que en las costas de Japón habían tiburones pero no me impactó", recuerda Stefano. No volvería al sector oriental del Océano Pacífico hasta hace dos semanas, para el Campeonato Mundial ILCA de Láser Estándar 2019. Lo esperaban el sol, el sushi, y un viejo amigo.
El torneo se realizó en la ciudad japonesa de Sakaiminato, cuyas aguas forman parte del lugar conocido como Mar de Japón. "No recordaba que el año pasado había visto un tiburón. Además, estábamos en otra parte, en la costa oeste, era todo distinto", explica Peschiera, campeón del último Sudamericano de Vela, llevado a cabo en marzo, en Paracas. Así compitió. El primer día todo fue normal, incluso en su primera regata se ubicó entre los diez mejores al quedar noveno.
El indeseado ‘reencuentro’ –aunque no se trató del mismo tiburón, claramente– se produjo en la cuarta regata, ya en el segundo día. "En un momento me alejé de la flota, como parte de mi estrategia, y de la nada veo las aletas de un tiburón como a 4 metros de distancia. Yo estaba yendo en ceñida (contra el viento), en línea recta, y no podía cambiar de rumbo porque iba a perder segundos valiosos. Decidí seguir mi camino cruzando los dedos para no chocarnos, porque el tiburón justo nadaba hacia donde yo me dirigía", relata Stefano.
"Yo venía colgado fuera del bote, había buen viento y tenía que seguir navegando. Mi bote mide 4 metros y medio y el tiburón, por la distancia entre sus aletas, medía unos tres. Seguimos avanzando y yo dije 'nos chocamos', pero faltando poquísimo, más o menos un metro, el animal avanzó más rápido y se alejó como si no le importara nada", articula el velerista, aún eufórico por la frescura del recuerdo.
Fueron segundos tensos para Stefano, aunque asegura que estuvo "más calmado de lo que hubiera pensando". Su gran sentido de la competitividad le impidió parar o cambiar el rumbo. Sin embargo, mientras trataba de enfocarse nuevamente en la regata, admite que se quedó "en shock", pues "nunca había visto un tiburón tan cerca. No lo podía creer y di un suspiro tremendo que habrá durado dos segundos. Luego ya volvió la tensión de la carrera y me olvidé por un momento del incidente".
Stefano Peschiera, número 19 del ranking mundial, se ubicó en el quinto lugar de esa carrera. Clasificó a la Flota de oro –reservada para el tercio superior– y esa fue el mejor resultado de sus 12 regatas. Es posible que cruzarse con el tiburón le haya dado suerte, o que alguna fuerza divina premiara su valentía con ese Top 5, pero él considera que su estrategia –alejarse del resto de competidores– lo ayudó bastante.
Obvio, no se guardó la experiencia para él. Primero le contó a su amigo argentino y también velerista, Francisco Guaragna, quien le aseguró que de haber estado en su lugar, "se iba corriendo". Luego se lo dijo a su padre, "un hombre de mar, que no se pone paranoico. Mi mamá me hubiese dicho: 'Ya, Stefano, mañana no sales a navegar'".
Ese fue el último campeonato de Peschiera antes de correr en el mar de Paracas, la cancha de Lima 2019. No obtuvo su mejor resultado en el Mundial –puesto 27, cuarto mejor sudamericano–, pero no se preocupa. "Ya aseguré el boleto a Tokio 2020, así que competí relajado, entrenando para los Juegos Panamericanos, donde el gran objetivo es el oro", asegura. Que así sea, 'Tiburón’'.
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