Aun no entraba el colegio, pero Hyeon Chung ya tenía problemas con su vista. Usó su primer par de lentes cuando tenía 5 años y desde entonces no se los ha quitado pues, de hacerlo, bien podría ser catalogado legalmente como ciego.
El joven norcoreano tiene casi 20 dioptrías de miopía (no ve más de 10 cm. más allá de su cara) y nunca consideró hacer algún deporte. Sin embargo, fue por recomendación de su médico que llegó a las canchas de tenis. Su vista se corregiría un poco al obligar a sus ojos a centrarse en un objetivo móvil como la pelota verde.
Fue un consejo que encaminó su vida. Se dedicó de lleno y consiguió ganar el oro en los Juegos Asiáticos de 2014, con lo que pudo reducir su servicio militar de dos años a un mes, en su natal Corea del Norte. Pero ese era solo el inicio de lo que vendría.
¿El inicio de una leyenda?
Ayer, el joven de 21 años cumplió su sueño de superar a su ídolo. Luego de haber crecido viendo a Novak Djokovic en la cancha, lo venció por 7-6(4), 7-5, 7-6(3) y lo eliminó del Australian Open.
“Los sueños se hacen realidad. Jamás pensé que podría pasarme”, dijo al clasificar a los cuartos de final. Y cómo podría imaginárselo, si esto parece salido de un libro, ese que recién empieza a escribir.
Pero este sería recién el primer capítulo. El viernes jugará contra Roger Federer, el campeón defensor del Australian Open, por el pase a la final. Está a poco de hacerse leyenda.