Le llegó la invitación y un mes después aterrizaba en nuestro país. Luizomar de Moura, con familia incluida, viajó casi 7 mil kms. para cumplir su sueño, que es también el de todos los peruanos amantes el vóley: clasificar a los Juegos Olímpicos.
A pesar de tener que dejar su Brasil querido, no dudó en aceptar la oferta. Pero no fue la plata ni el puesto lo que lo hicieron cerrar el trato, si no la pasión. Ahora, con casi medio año al mando, hace una reflexión y concluye que no se equivocó.
¿Qué idea tenías de Perú antes de ser convocado?
Vine a Perú luego de trabajar en las categorías inferiores de la selección brasileña. Me llamó la atención la pasión que la hinchada nacional tiene por el deporte, por ese que yo amo. Me quedó grabado el cariño y siempre quise ser parte de ello.
¿Y sobre las jugadoras?
Las conocí cuando eran chicas. Vi que desde entonces tenían potencial y tengo suerte de que ahora son mis dirigidas. No me equivoqué.
¿Qué te sorprendió del equipo cuando llegaste?
Todas las chicas son bastante responsables y se nota que quieren trabajar. Sin embargo, los fundamentos que manejan están muy por debajo del nivel internacional. Es en eso que estamos trabajando.
¿Crees que en algún momento podamos ser una potencia mundial como Brasil?
Es difícil prever eso, en especial porque recién estamos empezando el proceso. Hasta ahora vamos bien. El apoyo es clave y los hinchas y la Federación están haciendo su parte.
¿Te gustaría quedarte y ser entrenador en menores, así como hacías en Brasil?
Quiero colaborar de cualquier manera al vóley peruano. Mi experiencia siempre estará a disposición de la selección.
¿Realmente podemos volver a unos JJ. OO.?
Claro que sí. Si no, no estaría aquí. Las chicas están haciendo un trabajo estupendo y tienen que pensar en grande para llegar a ello.
¿Lo dices por experiencia propia?
Yo empecé como asistente de un equipo y terminé siendo campeón mundial (de clubes, con Vólei Nestlé, y en menores con Brasil). Nada es gratis ni fácil, pero con trabajo, ¿por qué no?
¿Fue entonces cuando te hiciste ese tatuaje?
Sí, en 2005, por mi primer título mundial. Es mi único tatuaje. Fue una ocasión especial y una promesa a mis chicas.
¿Cuál es tu meta como entrenador?
Siempre he querido ser un entrenador olímpico y estoy trabajando para eso. Yo quiero ser el que lleve a Perú nuevamente a unos Juegos Olímpicos.