El Allianz Arena fue una fiesta, pero con algo de melancolía. Después de una temporada algo diferente –con más sufrimiento de lo normal- el Bayern se consagró campeón de la Bundesliga (la 29 y séptima seguida), el mismo día que sus dos figuras de la última década se despidieron de la casaca roja que vistieron tantos años: Arjen Robben y Franck Ribery.
Han pasado 12 años desde que el francés llegó del Olympique Marsella con 24 años y un talento bruto por demostrar. Y después de más de una década, no queda duda que lo confirmó con creces. El holandés, por su parte, aterrizaba en Alemania con una carrera un poco más hecha después de pasar por el Chelsea y Real Madrid. En Múnich le tocaba confirmarlo y, tras 10 años, se fue con algo más que una eterna ovación.
En el último partido se jugaban el final feliz: ser campeones. Tenían que ganarle al Eintracht Frankfurt, tarea que parecía sencilla, pero no tanto. Después del empate momentáneo de la visita, el cuadro bávaro se puso las pilas y no perdonó. Goleó y gustó. Lo mejor; no obstante, llegó cuando ingresaron al campo los dos personajes principales y, como si la historia hubiese estado escrita, aportaron sus últimos tantos en la Bundesliga para confirmar el 5-1. Y aunque el final fue el soñado, es seguro que no será su momento más recordado.
Dueños de Europa
El año que catapultó a la gloria a la dupla ‘Robbery’ empezaba con una pisca de presión. Dos temporadas seguidas (2010/11 y 2011/12) sin conseguir el título de campeón alemán, cayendo ante el dominio del Borussia Dortmund de Jurgen Klopp, obligaban a que los de Múnich despierten a la bestia, que significa ser el equipo más grande en la historia de su país.
Así se lo creyó Jupp Henyckes, quien se lo transmitió de la mejor manera posible a sus futbolistas: había que arrasar con todo lo que pasara por su camino. Y fue así, en el torneo local los bávaros fueron campeones con 91 puntos, 25 más que el Borussia Dortmund, y solo una derrota. En la DFB Pokal derrotaron 3-2 al Stuttgart en la final. Pero lo mejor llegó en Europa, ahí donde se consagraron el ‘7’ y el ‘10’.
En el 4-4-2 preferido por el entrenador alemán, donde el clásico estilo de velocidad y transiciones preponderaba sobre cualquier otro, eran Ribery y Robben los encargados de dominar los extremos y generar ese peligro constante que solo ellos sabían hacer a través de sus desbordes en el uno contra uno.
Después de la fase de grupos, fue primero el Arsenal quien cayó ante la aplanadora. Luego dos campeones: Juventus y Barcelona, que no tuvieron argumentos para frenar el estallido de energía y electricidad que botaban los dos jugadores más importantes del equipo. Cuatro goles a los italianos en dos partidos –sin recibir tantos en contra- y siete a los ‘azulgranas’, en una eliminatoria que el verdadero diez no parecía Messi, sino el holandés.
Ambos con pie cambiado parecían ser la nueva tendencia del fútbol mundial. Ribery más pegado a la banda y Robben con el famoso regate hacia dentro que todos ya conocen, pero que nadie supo aprender a detener. Quizás, en ellos se enfocó Luis Enrique dos temporadas después cuando ganó la Champions con ‘Leo’ y Neymar como extremos del Barcelona.
En Wembley, el templo del fútbol, se confirmó todo. Cuando la prórroga parecía ser el camino que tomarían el Bayern y el Borussia Dortmund para definir al campeón europeo, apareció Robben para borrar el suspenso y confirmar la historia: era uno de los mejores de la época.
Porque es imposible no aceptar que los jugadores que se despiden del Bayern no hayan marcado un hito en la historia del fútbol europeo. No ganaron ni un Balón de Oro y solo levantaron una ‘Orejona’ en una década, pero marcaron el camino de un cuadro inolvidable.
De principio a fin
La dupla que enamoró al fútbol alemán y europeo se conoció en la cancha un 29 de agosto del 2009. Aquel día, en el minuto 63’ de un partido ante el Wolfsburgo, Ribery ingresaba al campo de juego. Cinco minutos más tarde, Robben anotaba su primer gol con la camiseta del Bayern. Había algo entre ellos que los conectaba desde el principio.
El 18 de mayo del 2019, en un partido ante el Frankfurt, la conexión cerraba su círculo. A los 67’ era Robben quien ingresaba al campo. Cinco minutos más tarde, Ribery metía su último tanto en el Allianz Area con la camiseta del mismo equipo. Al final, quienes están destinados, tienen una estrecha relación de principio a fin.
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