Todo tiene su final, nada dura para siempre. Argentina fue una antes del Mundial y es otra luego de regresar al predio de Ezeiza. Jorge Sampaoli y ‘Chiqui’ Tapia, presidente de la AFA, llegaron por su cuenta al aeropuerto de Buenos Aires y todo haría indicar que se volverán a ver las caras el próximo martes. ¿La razón? Definir el futuro del técnico rosarino con la Selección. La dirigencia no lo quiere; Sampaoli quiere seguir al mando. ¿Cuál será el futuro?
Será cara a cara. No estará Daniel Angelici, aún en Londres en plan familiar, ni Fernando Baredes, el abogado de Sampaoli que se encuentra en Barcelona. Ahí el ‘Chiqui’ Tapia escuchará la autocrítica del técnico respecto del fracaso. También le dirá que “ya no es” el entrenador que conocieron ni el que quisieron creer que era en el medio de la desesperación.
Sin gran parte de su cuerpo técnico (además de los cuatro que rescindieron, el preparador físico alterno terminó su contrato con el Mundial). Con Diego Simeone y Marcelo Gallardo descartados por voluntad propia, el “posible” sería Mauricio Pochettino. Sin embargo, esa posibilidad asoma tan sencilla como el intento del ‘Sampa’ de renunciar al cargo.
Si no renuncia, el cálculo es sencillo: despedirlo después de la Copa América le costaría a la AFA 7,6 millones de dólares menos. Hasta entonces se esperaría. Descartada la chance de un amistoso en septiembre, el clásico con Brasil en Arabia Saudita será el primer desafío luego de la Copa del Mundo.
Los dirigentes consideran que se le dio todo. A Sampaoli y a los jugadores, quienes estuvieron al día y satisfechos en sus necesidades como nunca antes. Consideran que los futbolistas no estuvieron a la altura. Y menos Sampaoli. Por ello anda en la cuerda floja.