Argentina es un país sin grises. Eres Menottista o Bilardista. Te gusta la música de los Redondos o la de Soda. Amas a Maradona o a Messi, a los dos no se puede. Usas pañuelo verde o celeste. Perteneces al peronismo o eres radical. Así es en Argentina, blanco o negro, no hay otra opción. Y en esta nación de innumerables extremos, es imposible no darse cuenta que el contraste más significativo es el de Boca y River.
Ya desde hace un tiempo vivo en Buenos Aires y es muy normal caminar por las calles y escuchar frases como “ellos se fueron a la B, están manchados” o “ya les ganamos el partido más importante en Madrid, lo demás no importa”. No exagero. Son conversaciones habituales. La cosa se pone fea cuando hinchas rivales se enfrentan cara a cara. Utilizan casi las mismas frases, pero con diferente tono.
En el país del tango la inflación sube como la espuma y a la par los clásicos se han multiplicado. Hoy por la tarde será el primero de los tres que se van a jugar en un mes y medio y aquí no se habla de otra cosa. El dólar y las elecciones a la presidencia pasaron a ser temas secundarios. Los periodistas especulan sobre el duelo, intentan adivinar el futuro, pero principalmente llaman a la calma diciendo que sólo es un partido de fútbol. Ni ellos se la creen.
El duelo de hoy es por la Superliga y será en el estadio Monumental. Boca, para evitar que vuelva a suceder lo del 24 de noviembre, en el intento fallido de jugarse la final de la Libertadores en Núñez, anunció que va a ir al estadio con un bus anti-vandálico, al que los choferes han apodado La Bestia. Marcelo Gallardo los esperará con el whisky y el habano en la mano tras haberles ganado cuatro de los últimos seis partidos, incluyendo el del Bernabeu. Si vamos más atrás, también goza de haberlos eliminado en la Sudamericana 2014 y en la Libertadores 2015. ¿Quién es la verdadera bestia?
Por su parte, Boca por torneos locales, no pierde un clásico en el Monumental desde meses antes de que River se vaya a la B en el 2011, cuando el dólar valía 4 pesos argentinos y no los casi 60 que vale hoy. Además, tras la herida de Madrid, el xeneise ha renovado casi todo su plantel: sólo quedan ocho jugadores del año pasado. Gustavo Alfaro, que debuta en clásicos, le dio un nuevo aire a Boca, que de los últimos 22 partidos oficiales sólo perdió uno: contra Tigre en la Copa de la Superliga. Jugadores como Mac Allister, De Rossi, Capaldo, Salvio y Marcone, han refrescado al equipo y hasta a su hinchada.
Esta tarde se jugará la edición número 249 del superclásico argentino. El balance favorece a Boca con 88 victorias, 82 para River y 78 empates. Ambos conjuntos tienen dudas en el once de hoy, no se sabe si Nacho Fernandez y Matias Suarez llegarán en óptimas condiciones para el millonario, y tampoco son seguros Carlos Tevez y Alexis Mac Allister para el azul y oro. Lo que sí se sabe es que la efervescencia se extiende hasta los otros dos partidos por Copa que se jugarán el 1 y 22 de octubre, primero en el Monumental y luego en la Bombonera. Lo que pase hoy no será lo más importante pero seguramente tendrá consecuencias en la cabeza de los entrenadores para los duelos de más adelante. Subestimar el partido de hoy sería un súper error.