El mundo del fútbol brasileño se viste de luto tras la sorpresiva muerte de José Carlos de Almeida, conocido popularmente como Zé Carlos. El exlateral derecho de la selección brasileña en el Mundial de Francia 1998 falleció este viernes a los 56 años, víctima de un “infarto masivo” mientras dormía en la casa de un familiar en Osasco, en la región metropolitana de Sao Paulo. La noticia fue confirmada por el club Sao Paulo, equipo en el que Zé Carlos militó entre 1998 y 1999 y que, a través de sus redes sociales, expresó su “inmenso dolor y tristeza” por la partida de un futbolista que dejó huella tanto en su paso por el club como en la selección nacional.
Nacido el 14 de noviembre de 1967 en Presidente Bernardes, Zé Carlos no tuvo una carrera convencional. Su reconocimiento en el fútbol llegó de manera tardía, cuando en 1997, jugando para Sociedade Esportiva Matonense, ayudó al club a ascender a la primera división del Campeonato Paulista.
Su desempeño en la Matonense captó rápidamente la atención de equipos de mayor envergadura, y fue así como a principios de 1998 llegó al São Paulo. Con el equipo tricolor, no solo brilló en la cancha, sino que también logró coronarse campeón del Campeonato Paulista, ganándose el respeto y la admiración de los aficionados.
Su gran momento con el Sao Paulo llamó la atención de la comisión técnica de la selección brasileña, que lo convocó para el Mundial de Francia 1998. Para Zé Carlos, representar a Brasil en una Copa del Mundo fue el punto más alto de su carrera, cumpliendo el sueño de cualquier futbolista brasileño.
El Mundial de 1998 fue un evento que marcó la vida de Zé Carlos y de todos los hinchas al fútbol. Aunque empezó como suplente de Cafú, uno de los laterales más sólidos de la selección, su oportunidad de lucirse en la cancha llegó en la semifinal contra Holanda. Cafú estaba sancionado, y Zé Carlos tomó su lugar en un partido que culminó en una victoria por penales para Brasil.
Con esa actuación, Zé Carlos ayudó a Brasil a alcanzar la final contra el anfitrión, Francia, en un duelo que desafortunadamente terminó en derrota para la selección brasileña, pero que selló su estatus de subcampeón del mundo.
La actuación de Zé Carlos en aquella semifinal quedó grabada en la memoria de los hinchas brasileños. Su historia, la de un jugador que había llegado a la selección con humildad y trabajo, resonaba en un país que venera a sus futbolistas y que siempre celebra la entrega de quienes defienden la camiseta amarilla.
Después de su participación en el Mundial, Zé Carlos continuó su carrera en otros clubes importantes de Brasil, como Gremio, Ponte Preta y Joinville. En cada uno de estos equipos, dejó una marca tanto en el campo como fuera de él.
Finalmente, decidió cerrar su trayectoria en 2005 en el Noroeste, luego de casi dos décadas de entrega al fútbol. Su carrera fue una prueba de que el éxito puede llegar en cualquier etapa de la vida, y su historia inspiró a muchos jóvenes futbolistas que, como él, sueñan con alcanzar las alturas del fútbol profesional.
La muerte de Zé Carlos ha dejado un vacío en el fútbol brasileño. São Paulo ha expresado sus condolencias a través de sus redes sociales, recordando a un jugador que supo ganarse el cariño de la afición tricolor con su humildad y entrega. “Con inmenso dolor y tristeza, despedimos a Zé Carlos, un campeón y un grande que dejó huella en nuestro club y en la selección”, publicó el club.
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