“No hay Guerrero sin batalla”: ‘Día de Franco’, la columna de Franco Lostaunau

Paolo Guerrero ha recuperado su nivel con tres goles en tres partidos. Tenemos ‘9’ para la Copa América de Brasil.

Amordazado, amarrado en una silla, sintiendo al mundo en su contra, y él atado de manos y pies. Le negaban la oportunidad de seguir brillando, parándola de pecho como sólo él sabe hacerlo, y principalmente le quitaban los goles. Esos con los que clasificamos al Mundial y por los que los hinchas del Flamengo le dedicaron esa canción que se hizo tan popular (O Guerrero chegou). Encima tenía que soportar todo tipo de comentarios y él encadenado a un castigo, viendo como otros intentaban ocupar su lugar. Repito, intentaban.

, con 35 tantos, es el máximo goleador en la historia de la y casi se pierde el Mundial. Le dieron una licencia que le sirvió para estar en cuerpo y en parte de su mente. Digo parte porque estoy seguro que la otra quería seguir demostrando su inocencia. Eso y la falta de ritmo futbolístico terminaron afectando su titularidad en el equipo de Ricardo Gareca. Luego, regresó la sanción y la espera. No escribo estas líneas para proclamar su inocencia, yo no sé si es culpable o no, sólo sé que para el 'Depredador' fue un vía crucis.

Antes de su regreso, el último partido oficial de Guerrero había sido el 29 de julio del 2018, en la victoria por 4 a 1 del Flamengo sobre Sport Recife. Desde entonces, lo vimos entrenando por su cuenta y pichangueando con amigos. Con sobrepeso. Creo que ya con 35 años, todos teníamos la duda si podía volver a ser el delantero de élite de siempre. Hasta él la debió tener. ¿O no, Paolo?

Pasaron ocho meses y siete días para que pueda volver. Esta vez con el , y en una de las primeras que tuvo ante el Caxias, por el torneo Gaúcho, la mandó a guardar. Como si el romance con la pelota nunca se hubiera quebrado. Desde el partido contra Australia no inflaban las redes juntos. Dos meses entrenando con el Inter le bastaron para ponerse a punto y para demostrarle a su entrenador, Odair Hellman, que podía serle de mucha utilidad. Tanto así que el técnico lo puso desde el arranque al día siguiente de cumplido el castigo. Jugó 60 minutos, anotó un gol y dejó buenas sensaciones. Luego la historia ya la saben, 90 minutos frente a Palestino por , doblete y clasificación a la siguiente ronda. Con eso se convirtió en el único peruano en anotar con tres equipos extranjeros en Copa (8 Corinthians, 2 Flamengo y 2 Inter). También fue titular en el 0-0 contra Gremio, en la primera final del torneo Gaúcho. Jugó 86 minutos y siguió consolidando ese tridente más que interesante con D’Alessandro y Nico López – cómo juega este uruguayo-.

Si teníamos alguna duda de que el goleador histórico iba a recuperar su nivel, claramente esta ya se disipó. Paolo Guerrero se sacó la mordaza y habló como mejor sabe hablar, con la pelota en los pies. Si todo sigue su curso normal, volverá a usar la 9 de Perú en la Copa América de Brasil. Uno de sus torneos favoritos en uno de sus lugares favoritos. El exilio del nueve terminó, y él volvió feliz a su patria verde.









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