Por Ricardo Figueroa
Bien dicen que los chicos ganan partidos, pero los grandes se llevan los campeonatos. Hoy se cumplen ochos años de aquel título de Chelsea, que escribió su nombre en los libros de los grandes tras derrotar al favorito Bayern Munich en su propia casa. Fue el partido que consagró como ídolos ‘blues’ a dos jugadores: Didier Drogba y Petr Cech.
El anhelo de ambos era la ‘Orejona’. Chelsea, por primera vez, se graduó de grande. El equipo del novato Roberto di Matteo –quien asumió en octavos– superó grandes obstáculos. Eliminó al poderoso Barza de Messi, cuando nadie podría imaginarlo. Además, llegó a la final con todas las de perder: no tenía a cinco de sus titulares (Ivanovic, Ramires, Meireles, Essien y Terry) y debería jugar de ‘visitante’, en el estadio del Bayern. Ya era bastante haber resistido todo eso durante 83’, y fue ahí que Thomas Müller anotó. Sin embargo, el fútbol nos tenía preparada una gran sorpresa.
Los de Londres tenían muchas ausencias, pero contaron con dos jugadores notables. Didier Drogba apareció cuando las ‘papas quemaban’. Bayern se llevaba el triunfo y surgió el marfileño para empatar sobre el final, dejando sin opciones a Manuel Neuer y mandar el partido al alargue.
En el suplementario creció la figura de Petr Cech, quien ahogó el grito de gol bávaro en más de una ocasión. Incluso le atajó un penal a Arjen Robben. En la definición posterior estuvo sensacional, y el epílogo hizo justicia con lo que fue el encuentro: el ‘1’ checo fue más que Schweinsteiger y ‘Didí’ la mandó al fondo.
Ambos protagonizaron la gesta más épica del Chelsea en su historia y se convirtieron en leyendas. Obvio, al igual que Frank Lampard, quien se encargó de levantar la ‘Orejona’.
Contenido GEC