Duro de marcar. La vida de un portero no es fácil. Desde que uno se levanta hasta que se acuesta, por la cabeza de un arquero solo pasa la idea de saber que su trabajo es evitar lo inevitable. Héroe o villano, dependiendo de las circunstancias, y de muchos otros factores que a fin de cuentas traerán los focos sobre el hombre que cuida los tres palos, el '1' siempre será cuestionado.
Mayo será el mes de anuncio de listas de convocados para disputar la edición número 46 de la Copa América , y la última semana de marzo cerró el laboratorio de pruebas de los seleccionadores para encontrar y descartar nombres. Los doce países participantes tendrán, a lo sumo, dos partidos de preparación más, pero ya con sus plantillas definidas, es decir, sin margen para más típicos partidos de ensayo y error.
Este es el caso del entrenador de la selección mayor de Venezuela , Rafael Dudamel, que tendrá el reto de hacer resurgir a una 'Vinotinto' que, si bien en los últimos torneos de esta índole ha acabado entre los primeros lugares, no ha podido aún demostrar su solvencia colectiva en la más reciente Eliminatoria para el Mundial de Rusia que se llevó acabo hace un año.
En este contexto, un hombre clave en el once de cualquier entrenador siempre será el portero. Este es el caso de Wuilker Faríñez, que a sus tempranos veintiún años carga en sus guantes - partido a partido - con la responsabilidad de salvaguardar la integridad de más de treinta millones de venezolanos que sueñan con la gloria de su selección.
Nacido un 15 de febrero de 1998 en la ciudad capital de la República Bolivariana de Venezuela, Caracas, Wuilker Faríñez Aray siempre tuvo claro desde muy pequeño lo que quería ser de grande. Formado futbolísticamente en las escuelas de Nueva Esparta y Family Club, el primer recuerdo del hijo de Luis Enrique Faríñez con un balón, sucedió cuando este le regaló uno a los 7 años y, desde aquel entonces, no lo volvió a soltar nunca.
Momentos que nunca se olvidan. El padre de Wuilker Faríñez cuenta que la primera vez que vio jugar a su hijo quedó sorprendido. Sus condiciones naturales, regate, buenos reflejos, remates - porque también jugaba de delantero -, dejaron estupefacto a Don Luis, que ya visionaba un futuro más que prometedor para su hijo.
Fariñez se inició en el Gramoven, club en el jugó hasta que unos representantes del Caracas quedaron impactados con el talento del joven portero, y lo ficharon para el equipo sub-14 de la capital venezolana. En aquel entonces, Faríñez ya declaraba que quería jugar fuera de Venezuela para ayudar a progresar a su humilde familia y sacarla de la barriada caraqueña en la que vivía.
Ya en la cantera de Caracas, Faríñez disputó muchos torneos internacionales en países como España y Brasil, lugares en los que también destacó. Y que lo llevaron a ser el único, de treinta y un guardametas, en ser seleccionado para el campamento Harina PAN del Real Madrid, en el que además probaría suerte en las categorías inferiores del conjunto 'Merengue', con la esperanza de compartir vestuarios con su ídolo, Íker Casillas.
No obstante, el destino quiso que aquella vez un joven Wuilker Faríñez regresara al Caracas con los sueños rotos, pero la ambición intacta. Y es que como bien, las cosas suceden por algo. Quizá no fue su momento en España, pero sí en su país natal. Un diamante en bruto para el club capitalino, Faríñez escaló rápidamente posiciones hasta convertirse en el primer portero y sus buenas actuaciones lo llevaron a la selección absoluta con apenas 18 años.
Su ascenso en el Caracas solo puede tildarse como meteórico. El 12 de junio de 2013, el 'Rojo' anunció la contratación del guardameta de 14 años al primer equipo. Su debut con el equipo mayor se produjo casi un año después jugando en la Segunda División de Venezuela, y ya la prensa venezolana insistía en decir que el joven portero sería el futuro -y presente- dueño del arco de la 'Vinotinto'. Y tal parece, no se equivocaron.
Tras entrenar con la selección de Venezuela en la Copa América 2015, Wuilker Faríñez debutó en la Primera División del fútbol de su país a los 17 años. Días después, luego de la venta del que era el portero titular del Caracas, Wuilker no se movió del arco del 'Rojo' hasta que en el 2017 se confirmó un pre-acuerdo para su traspaso al Millonarios de Colombia, club en el que milita hasta la actualidad.
Faríñez dio sus primeros pasos en las categorías menores de Venezuela con la selección Sub-15, de la mano del entrenador Ceferino Bencomo. Con él, el jugador de la 'Vinotinto' disputaría el Campeonato Sudamericano Sub-15 del 2013 en Bolivia, en donde disputaría apenas dos partidos. Venezuela terminaría el torneo en la última posición de su grupo.
Dos años después, Faríñez sería convocado para el Campeonato Sudamericano Sub-17 disputado en el 2015 en Paraguay. En aquel torneo jugaría todos los partidos, pero nuevamente su selección sería eliminada en fase de grupos. No obstante, lo bonito del fútbol reside en que este te da revanchas tarde o temprano, y así lo hizo con Wuilker en años posteriores.
Primero ocurrió en la selección mayor. Faríñez sería convocado por Noel Sanvicente para la Copa América 2015. El oriundo de Catia fue una apuesta a futuro, y como era de suponerse en aquel entonces, presenció todo el torneo en la banca de suplentes. Y ya en el 2016, el joven portero debutaría oficialmente con la selección mayor de Venezuela en un partido amistoso contra Panamá.
En los meses de enero y febrero se llevó a cabo el Sudamericano Sub-20 en Ecuador. Como era de esperarse, Faríñez fue llamado para ser titular y también figura. Tras una serie intensa de nueve partidos contra otras selecciones sudamericanas, Venezuela se alzaría con un merecido tercer lugar, y ya daría muestras de lo que vendría más adelante con la clasificación a la Copa del Mundo de la categoría a realizarse en Corea del Sur.
El 22 de mayo de 2017, en un partido de la Copa Mundial Sub-20, Faríñez se convirtió en el primer portero que anotó un gol en esa competición. Anotó de penal. Sí, y lo gritó con el corazón. ¿Por qué? Bueno, sería una hazaña. La 'Vinotinto' llegaría a la final del certamen y con Wuilker como figura, obtuvo el subcampeonato.
Es así que podemos decir que a sus 21 años, Faríñez puede presumir de haber sido el guardameta menos goleado de un torneo sudamericano y de una Copa del Mundo Sub-20. Además, es el único portero con un tanto anotado en la cita de Corea del Sur, luego del que metió de penalti ante Vanuatu en la fase de grupos. Definitivamente, su vida parece ir más rápido que la de los demás.
Y sí, tal vez a Faríñez le podrán faltar algunos centímetros, pero calidad y esencia de portero de clase mundial le sobran. Motivo por el cual todo el pueblo venezolano sigue de cerca su trayectoria, a la espera de ese gran paso que demuestre que nada es imposible. ¿Su próxima meta? Bueno, será la Copa América de Brasil 2019, un torneo en el que seguro no cabrá dudas que este joven portero se las trae. Mucho ojo con este chico.
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