Hablar de Chile es hablar de fútbol, a pesar de que el siglo XXI no empezó de la mejor manera para el país de la estrella solitaria. Tras la clasificación a Francia 1998, los chilenos sufrieron el llamado recambio generacional. Iván Zamorano -quien fuese goleador de las Eliminatorias para el último campeonato mundial del siglo XX- tenía que dar un paso al costado para la llegada de nuevos nombres. Alexis Sánchez: la historia del chico que vivía en una pensión y tenía pósters de Ronaldinho
A pesar de que Marcelo Salas se mantenía como referente, los Reinaldo Navia, Claudio Núñez y Humberto Suazo, no daban la talla. Sumemos, además, la falta de una base sólida en el medio del campo, donde, en los procesos para los mundiales del 2002 y 2006, más de veinte nombres se turnaron un puesto dentro de la medular. No todo quedaba ahí, pues a la ausencia de referentes y de una base consolidada -como la de hoy en día- se sumaba el cambio constante de entrenador. Desde que Nelson Acosta dejara el cargo en el 2001, ningún entrenador pudo completar un proceso exitoso al mando de ‘La Roja’, hasta que llegó un tal Marcelo Bielsa.
El entrenador argentino sembró los cimientos de quien ahora es una de las selecciones más potentes del mundo. El juego ofensivo, las variantes tácticas y la competitividad nacieron con el ahora técnico del Lille francés, aunque Arturo Vidal -referente de su país- haya buscado quitarle mérito en las últimas horas. Más allá de lo estrictamente estadístico -donde el ‘Loco’ consiguió un 60.1% de victorias, solo superado por Jorge Sampaoli (68.18%)- el entrenador rosarino les dio el roce necesario a las estrellas de hoy en día, llámese Alexis Sánchez o el propio Arturo Vidal. Les hizo creer que, si consolidaban una identidad, podrían ganarles, pero no superarles. Chile empezó a jugar de maravilla allá por el 2008, donde, por ejemplo, pudo vencer a Argentina en un duelo directo luego de casi treinta años. Clasificó al mundial de Sudáfrica con 33 unidades, solo uno menos que el primero, Brasil, y en el país de la vuvuzela confirmó lo trabajado. A pesar de irse eliminado en octavos de final, algo parecía saber a gloria. Luego de cuatro años, Bielsa rescindió su contrato (2011). Problemas con la directiva lo alejaron de sus ideales, pero algo había cambiado para siempre y era la concepción del fútbol en el país. Tras un paso, sin pena ni gloria, de Claudio Borghi, el bielsista Jorge Sampaoli tomaría el cargo.
El ‘Hombrecito’, elogiado por el propio Marcelo en las últimas semanas, potenciaría los cimientos y le daría el primer título continental a la selección vestida de rojo. Ese buen sabor de boca que dejó el 2010, con el paso de los años y el roce competitivo, se confirmó en una página dorada para el fútbol chileno. Pizzi es ahora el encargado de seguir el trabajo y, luego de haber conseguido otro trofeo con los chilenos, ya muestra garantías de que nada cambiará. Chile, aunque algunos se esfuercen en desprestigiarlo, es un proyecto futbolístico que va mucho más allá de la suerte ¿Y sí lo copiamos?