Independiente y Santos se enfrentaron en el Pacamebú pero el encuentro no pudo finalizar. Los ánimos de los hinchas brasileños se caldearon e iniciaron los desmanes en el estadio, por lo que el árbitro decidió detener el juego.
Los ánimos estaban caldeados ya desde antes, cuando la Conmebol decidió darle la victoria por 3-0, en mesa, al cuadro argentino por mala inscripción del uruguayo Carlos Sánchez. En cancha quedaron 0-0.
Esto enervó los ánimos de los hinchas del club brasileño que llegaron en gran cantidad al Pacaembú. Alentaron durante gran parte de encuentro, pero a 10 minutos del final, cuando seguían 0-0 y viendo que remontar el 3-0 era imposible, empezaron los disturbios.
Un nutrido grupo de aficionados bajó hasta las vallas de seguridad que dividen la cancha de las tribunas e intentaron echarla abajo. Los policías reaccionaron y se armó una brutal gresca, todo transmitido en vivo por la señal de Fox Sports 2.
Al final, el árbitro decidió suspender el partido y los jugadores de Santos e Independiente se marcharon a los vestuarios, bajo una fuerte custodia policial. Pero desde las tribunas seguían cayendo bombas molotov al campo de juego.