Álvaro Arbeloa disputó el último partido de su carrera con Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu, donde vivió momentos imborrables en una despedida como un grande, ganador de todos los títulos de club posible, en un baño de masas del madridismo que premia la profesionalidad, entrega y haberse convertido en la voz de la afición.
A falta de dos partidos por cerrar su etapa en el cuadro blanco, disfrutó de uno de los momentos de su vida con una despedida que jamás pensaría tener cuando crecía en la cantera de La Fábrica. El futbolista que forzó su salida porque veía cortado el paso al primer equipo, se marchó al Deportivo de la Coruña para crecer y alcanzó su dimensión en Liverpool.
Era el minuto 63 cuando Álvaro Arbeloa saltó a calentar y sintió que le esperaba uno de los momentos más especiales de una carrera con grandes imágenes para el recuerdo en la conquista de todos los títulos que puede ganar un futbolista. Dos Ligas, una Copa de Europa, Mundial de Clubes, Supercopas de España y Europa.
Andaba el ambiente festivo, como si fuera un homenaje y no un partido oficial desde que en el minuto 79', cuando Álvaro Arbeloa entró al campo en lugar de Cristiano Ronaldo.
Al final del partido, llorando Álvaro Arbeloa entró a los vestuarios mientras escuchaba un cántico que se repetirá desde ahora en su ausencia: "Arbeloa, Álvaro Arbeloa, Arbeloa". No era el final. Unos 3.000 aficionados bajaron al fondo sur y no cesaron de cantar hasta que el defensa volvió a salir ya con el estadio vacío.
Se proyectaba de nuevo por vídeo marcador el vídeo homenaje a sus logros en el Real Madrid. Se acercó al fondo del campo donde una pancarta enorme rezaba "espartano regresa pronto" y con la camiseta gigante de fondo se fotografió, repartió abrazos de emoción y regaló todo lo que pudo regalar antes de hacer sus famosos gritos de espartano.
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