En los laterales del Camp Nou, hay dos escudos del Barça pintados sobre el césped del estadio. Araújo, con su afán de demostrar su compromiso con el club, no los pisa nunca, ni saliendo rebotado hacia allí de un choque con un rival. El uruguayo siempre lo evita, si hace falta, saltándolo por encima como pasó en los dos últimos encuentros ante Valladolid y Elche.
A mí, esto siempre me ha parecido más un gesto de cara a la galería que nada más. Para mí, no pisar el escudo es lo que ha hecho el charrúa después de lesionarse de gravedad.
Y es que el central, teniendo un Mundial -su primer Mundial- en el horizonte, puso por delante su salud a largo plazo antes que arriesgarse a estar en la cita mundialista y apostar a corto plazo, teniendo 23 años y mucha carrera y muchos Mundiales por delante. Su compatriota Luis Suárez y, sobre todo, Umtiti, antepusieron la selección al club que les paga y la cosa acabó como acabó. Decisión difícil, pero inteligente. Para sacarse el sombrero y darle el brazalete de capitán.
ADRIÀ COROMINAS/twitter: @adriacat
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