En una colaboración sin precedentes entre LaLiga y Depor, desde esta semana en adelante te ofreceremos, de forma quincenal, la historia más completa de los 20 estadios de Primera del fútbol español. Y a solo unos días de jugarse el derbi entre Valencia y Levante, te traemos todo sobre el 'Ciutat de Valencia', el mítico recinto del equipo azulgrana.
Este estadio, que ha acompañado al Levante durante casi la mitad de su historia, está estrechamente unido al club y a su afición mediante diferentes mensajes en las gradas —“Qué grande es ser pequeño” / “En las barras azulgranas de tu clásico jersey”— y un mosaico, en el que las butacas frente a la salida del túnel de vestuarios dibujan una “granota” (rana en valenciano, idioma hablado junto al castellano en la Comunidad Valenciana), uno de los símbolos del club y tras el que se esconde una curiosa historia.
La cercanía del antiguo estadio del Levante con el río que atraviesa la ciudad, el Túria, hizo que muy pronto fuera conocido como el equipo 'granota' debido al gran número de ranas que croaban por aquel entonces en el río.
La historia del murciélago de Levante... y Valencia
Pero si hablamos de animales, en Valencia es necesario detenernos en el murciélago que corona el escudo del Levante y que, al ser un símbolo de la ciudad, es compartido con su vecino y rival el Valencia CF. Ambos clubes rinden homenaje a este animal quien, cuenta la leyenda, despertó a un antiguo rey en mitad de la noche para avisarle de la llegada de sus enemigos tocando el tambor.
Como todas las leyendas, nunca sabremos si es o no cierta, pero si se puede garantizar que cuando se juega el derbi de la ciudad los tambores resuenan en el Ciutat de València mientras miles de papelitos azulgrana vuelen por los aires. Pese a la rivalidad lógica de este tipo de partidos, en el derbi del Túria, ambas aficiones disfrutan en hermandad —“germanor” en valenciano— de sus equipos y del partido, creando un ambiente donde lo más importante es siempre el fútbol.
Ciutat de Valencia, donde ser pequeño es muy grande
Este año el Ciutat de València vuelve a ser uno de los estadios de LaLiga Santander donde cada partido se vive muy de cerca, convirtiéndolo en un campo donde los futbolistas sienten el aliento de las gradas, casi de forma literal. La cercanía de los aficionados a escasos metros de la acción refuerza las sensaciones y la emoción que transmiten sus partidos.
Y es ese orgullo de equipo pequeño, lleno de historia y unido a la ciudad de Valencia, el que hace grande a un club como el Levante y a una afición como la levantinista. Porque tal y como se puede leer en la parte superior de las gradas del Ciutat de València: “Mai ens rendirem” —nunca nos rendiremos—. Una filosofía que se palpa en un estadio ejemplo de que los pequeños clubes son capaces de lograr grandes metas. Porque pese a que la humildad no marca goles, sí consigue enganchar al aficionado, como demuestra que la temporada pasada casi el 50% de los más de 20.000 abonados del equipo no se perdieran ninguno de los partidos del Levante UD jugados en el Ciutat de València.