29 de noviembre del 2009. Real Madrid y Barcelona se enfrentaban por un partido más de la Liga Santander. El ‘Clásico’ del fútbol español tenía los ojos sobre él –como siempre-; sin embargo, muchos no sabíamos que estábamos observando el inicio de un duelo aparte que dividiría al mundo del fútbol.
Cristiano Ronaldo y Lionel Messi se veían las caras por primera vez en un campo de juego español. El partido lo ganó el Barza con gol de Zlatan Ibrahimovic. Ninguno se llevó las palmas. Pero la desaparición de ambos en ese partido serían más que compensados con los años de buen fútbol que nos regalarían en la Liga Santander.
Casi una década (9), Cristiano y Messi motivaron a los hinchas cuando competían, pero no solo era emocionante para los fanáticos, también lo era para ellos.
"Estoy seguro de que nuestra competencia también lo motiva. Es buena para él, para mí y para otros jugadores que quieren crecer" revelaba Cristiano Ronaldo en una entrevista. ¿Ahora qué será del ‘10’ del Barcelona? ¿Cómo enfrentará el mirar al lado y no ver a alguien que le pise los talones e incluso lo llegue a superar en la Liga?
Hoy, ‘CR7’ ha sido oficializado por Juventus, rompiendo parte del vínculo morboso y dulce que lo enlazaba a Messi. Si bien es cierto que aun podremos verlos en un posible enfrentamiento por el Champions League, incluso por el Balón de Oro, será solo uno y no cinco (dos por Liga, uno por Copa del Rey, uno por Supercopa de España y por Champions) que todos cruzábamos los dedos por que se den cada temporada.
En cualquier competencia es necesario tener un impulso para que las ganas de superación no decaigan. Estar en el limbo y que nadie te puede alcanzar puede sonar glorioso, pero llega el momento en el que se vuelve soso y aburrido. Mantener el nivel y las ansias de ganar serán la verdaderas pruebas que tendrá que enfrentar Messi.
Es probable que el argentino siga siendo protagonista con Barcelona en Europa, gane trofeos y Cristiano se corone más de una vez en la Serie A, incluso pelee la Champions, pero ninguno volverá a sentir ese pisotón que te avisa que ser el mejor en un lugar es complejo.
No puede haber grande hazaña sin haber gran competencia.