El fútbol es un juego simple. Consiste en marcar goles y en evitar encajarlos. Es decir, en ser contundente en las áreas. Y el Barça, ayer, lo hizo a la perfección. No solo con los dos goles de Suárez, sino también con otra parada de alto nivel y decisiva de Ter Stegen. Una parada que fue como un gol, porque el Barça ya perdía y un segundo gol en contra los podría haber dejado fuera del partido.
El dinero se invierte en los delanteros, los encargados de culminar las jugadas, pero tener un portero como este es tener quilates de oro puro. Y si encima le apuntamos la asistencia a Suárez del día del Getafe, el alemán se convierte en el portero total, porque no solo es un seguro de vida bajo palos, sino que, además, te da goles. Ya lleva más asistencias, por ejemplo, que Eden Hazard en el Madrid, un jugador que fue fichado por un dineral precisamente para eso, para dar pases de gol y marcar las diferencias.
Unas diferencias que sigue marcando Messi aunque esté de pretemporada. En el primer partido completo que ha jugado esta temporada, el argentino se inventó una jugada marca de la casa para dar casi hecho el segundo gol a Suárez. El gol de la remontada y que sirve al motor diésel de Suárez para seguir carburando poco a poco. La historia de cada año.
Y me arriesgo. He visto poco la 'Juve' este curso, es verdad, pero apuesto para este Inter para acabar con la hegemonía ‘bianconera’ en Italia. Tal como jugó en Barcelona, si este equipo sigue creciendo, será un rival aún más duro de batir. Apúntenlo.