Los capitanes del Real Madrid, Marcelo y Karim Benzema, recibieron en el palco de honor del estadio Santiago Bernabéu la copa de campeón de LaLiga Santander, conquistada con la goleada por 4-0 al Espanyol, que dio paso a la celebración en el estadio de la que se ausentó el galés Gareth Bale.
La tarde de celebración de la trigésimo quinta Liga conquistada por el Real Madrid se inició en un Bernabéu tan lleno como permitieron las obras de su remodelación. Nada más acabar el partido, sobre el césped se desató la fiesta, con un escenario montado en segundos.
Marcelo y Karim Benzema fueron los encargados de hacer el camino desde el césped al palco de honor, donde recibieron de manos del presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, el trofeo de Liga. Tras levantarla juntos por primera vez, con los compañeros esperando en el centro del campo, todos juntos la alzaron al cielo de Madrid con la pasión en las gradas.
A la fiesta, en comunión continua de jugadores con afición, faltó Bale. A última hora del viernes causaba baja por unas dolencias en la espalda de las que no se publicó parte médico, como es habitual con el galés, que no acudió al Bernabéu a presenciar el partido ni a la celebración. Sí lo hizo Eden Hazard, que se recupera de su operación, y celebró con su camiseta blanca con el dorsal 7 a la espalda.
La celebración en el estadio, antes de partir hacia La Cibeles, dejó numerosas imágenes para el recuerdo. Por un lado, el corrillo de todos los integrantes del cuerpo técnico saltando, con Carlo Ancelotti feliz tras conseguir su gran reto, ganar la Liga con el Real Madrid y conseguir las cinco grandes. Fue manteado por sus jugadores.
Nacho Fernández heredó el papel de Raúl González que pasó a Sergio Ramos. Fue el encargado de sacar el capote y ante los olés de la grada, dar unos capotazos ante la copa de la Liga.
La emoción inundó a Marcelo cuando por sorpresa aparecieron sus dos hijos corriendo en el césped del Bernabéu. Abrazado a ellos de rodillas, no pudo aguantar las lágrimas en un día especial en el que se convirtió en el jugador con más títulos en la historia del Real Madrid y en la que, a falta de decidirse la Liga de Campeones, puede ser su última conquista antes de su adiós.
Los jugadores del Real Madrid dieron la vuelta de honor con cánticos de la grada, se fotografiaron con la copa juntos en el centro del campo y los fondos, individualmente con sus familias, mientras que en la grada ya sonaban cánticos de ánimo orientados a la remontada de semifinales de la Champions ante el Manchester City, “sí, se puede” y a “por ellos”, fue el apoyo de una afición que el miércoles creará un ambiente mágico en el Bernabéu.
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