Gareth Bale llegó al Real Madrid en el 2013. (Getty)
Gareth Bale llegó al Real Madrid en el 2013. (Getty)

y es una novela que tiene para un rato más. Desde que finalizó la temporada pasada, los rumores sobre la salida del galés del cuadro merengue eran cada vez mayores. La mala relación con la hinchada y los pocos minutos que vivía bajo el mando de Zinedine Zidane provocaban que se busque un nuevo equipo.

Para este mercado de invierno, los nombres de posibles equipos empezaron a aparecer. Entre ellos, existió uno que llamó la atención: Tottenham. El delantero que ya fue parte de los ‘Spurs’, estuvo en la carpeta del presidente Daniel Levy. El agente del jugador, Jonathan Barnett, dio luces de su situación.

Sobre si hubo una oferta de Tottenham, explicó: “No. Si el presidente Levy estuvo en Madrid o no, no me corresponde decirlo".

“(Bale) Está muy feliz en Madrid y seamos realistas, financiaremente la mayoría de clubes están fuera de su Liga. Está muy bien decir ‘voy a renunciar a ese dinero e ir a jugar a otro sitio’, pero no se trata únicamente de dinero. Se trata de su estilo de vida y de sus hijos, que han crecido en Madrid”, sentenció.

Sobre una posible partida agregó: “No, no lo creo. Él está en una posición muy afortunada. Cuando termine su contrato (2022), con suerte, se sentará conmigo y con su familia y decidirá que quiere hacer”.

Sin chances de jugar el clásico

Y mientras que en Inglaterra, Gareth Bale es el centro de la diana de la prensa especializada en ese país, en España, el galés se quedó con las ganas de participar del clásico ante Atlético de Madrid por decisión técnica.

Esta temproada ha sido, por lejos, una de las peores del veloz atacante, desde que llegó a Tottenham allá por la temporada 2007-08 cuando solo jugó 8 partidos. Desde ahí, siempre superó los 16 cotejos disputados en las ligas locales, con gran porcentaje de titularidad, hasta esta en la que ha acumulado 12 partidos ligueros y apenas dos goles.

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