El exportero Iker Casillas deja claro que el infarto que sufrió en mayo de 2019 le cambió “la vida” y avisa que casos como el suyo “demuestran” que los futbolistas no están “más controlados” a la hora de detectar este tipo de dolencias, mientras que de su exitosa carrera deportiva en el Real Madrid aclara que “no siempre fue de color de rosa”, pero que “los momentos no tan buenos son capaces de hacerte mejor”.
“El infarto me cambió la vida, por supuesto. Me obligó a dejar lo que más me gusta, que es jugar al fútbol, cuando todavía mantenía mi ilusión en lo más alto. Pero, por suerte, la vida sigue, solo cambian las prioridades y ahora estoy ilusionado y ocupado con esta etapa de mi vida y mi trabajo en el Real Madrid, mi Fundación, LaLiga o mis proyectos empresariales”, recalca Casillas en una entrevista publicada este jueves por ‘fifa.com’ con motivo de su 40 cumpleaños.
El madrileño advierte que “es importante concienciar a todo el mundo de que las enfermedades cardiacas se pueden detectar y prevenir seas o no deportista” y que por ello “los chequeos rutinarios deberían ser habituales para evitar sustos desagradables”.
“Los futbolistas creemos que estamos más controlados y que por eso no vamos a sufrir estos problemas, pero casos como el mío u otros más graves nos demuestran que desgraciadamente no es así. El deportista de élite está más expuesto por esa exigencia física que hace que llevemos más al límite nuestro cuerpo y sufre momentos de estrés por las competiciones que pueden aumentar el riesgo de que estos problemas aparezcan”, admite Casillas.
De su carrera, el exportero del Real Madrid y la selección española se queda “con todo porque los buenos momentos son excepcionales pero los no tan buenos son capaces de hacerte mejor”. “Pero mi debut con el Real Madrid, mi primera Champions, las dos Eurocopas y lógicamente el Mundial de Sudáfrica son recuerdos imborrables”, confiesa.
“Recuerdo todo como una evolución. Desde que me sacaron del colegio para ir convocado en la Champions, viví una carrera que no siempre fue de color de rosa. Los títulos son muy importantes, pero para mí el mejor momento fue cuando llegué al Real Madrid con nueve años”, añade de su paso por el club madridista, donde uno de sus peores momentos fue cuando fue suplente de César. “De esa competencia también se aprende para ser mejor, para superarte. Todo lo que me ha pasado, lo bueno y lo menos bueno, era necesario para llegar hasta aquí”, sentencia.
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