Nike, Adidas, Puma, Mizuno. Hasta cuatro logos diferentes pisan el césped del Parque de los Príncipes (Francia) en una pugna abierta en el seno del vestuario del París Saint-Germain por lucir en las botas de los jugadores. El club francés, que ha fichado a numerosas estrellas en los últimos años, como Lionel Messi, Kylian Mbappé o Neymar, ha traído consigo una batalla que se libra también entre las marcas de zapatillas.
Si el club tiene un sustancioso contrato con Nike para el uniforme oficial, cada jugador es libre de calzarse las botas que mejor le sienten,… o que más beneficios dejen en sus bolsillos. En la mayor parte de los casos el segundo criterio prima.
Messi tiene firmado con Adidas un contrato vitalicio de más de 15 millones de euros anuales, para llevar las tres bandas en sus botas.
En las fotos de promoción de la nueva camiseta del PSG nunca aparecen sus pies, cortados en las imágenes o por las piernas de otro compañero, pues hay que evitar conflictos entre marcas.
El argentino, que acaba de ganar su séptimo Balón de Oro, es la punta de lanza de la marca alemana en el vestuario parisiense, donde cuenta con otros 12 jugadores que también se enfundan esas botas.
Nike apuesta por Mbappé
Una práctica que también hacen con otros futbolistas. Nike es mayoritaria en el PSG, con 15 jugadores, entre los que destaca Mbappé, que calza botas de la enseña estadounidense desde sus 13 años. La estrella francesa, que ahora tiene 23, representa un reto importante para el club, también comprometido con la marca de Oregón (EE.UU).
Mientras deshoja la margarita sobre su futuro, el jugador está al frente de aquellos que en el vestuario se calzan Nike, una tropa en la que también figuran, entre otros, Marco Verratti, Marquinhos o Presnel Kimpembe.
Y Neymar con Puma
Nike y Adidas tienen otro duro rival, Puma, que se hizo con la tercera estrella del equipo en 2020, Neymar, un terremoto en el mercado del patrocinio deportivo valorado por algunos medios en más de 20 millones de euros por año.
El jugador más caro de la historia se ha convertido en la imagen de la marca del felino y en su palanca de entrada en uno de los vestuarios más mediáticos del mundo.
Mizuno, el gigante japonés
A ese triunvirato se sumó este verano un cuarto competidor, Mizuno, que llegó en las botas de Sergio Ramos. Aunque el central no está teniendo muchos minutos, su peso específico es suficiente como para relanzar la marca japonesa.
Ramos sabe bien lo que es sacar rendimiento a su imagen. En menos de dos años, el futbolista abandonó Nike, fichó por Adidas y luego se comprometió con la marca nipona.
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