De un momento a otro han pasado a la deriva y sin rumbo claro. La fundación del Chelsea, a la que el multimillonario ruso Roman Abramovich pasó el sábado la administración del equipo por las malas relaciones entre Rusia y Reino Unido y sus relaciones con Vladimir Putín, aún no se ha hecho cargo del club por complicaciones legales.
Los dirigentes de la fundación tienen dudas sobre si es compatible dirigir una asociación caritativa en el Reino Unido al mismo tiempo que un equipo de fútbol, como sería el caso si asumen el mando del Chelsea.
Abramovich, con este movimiento, decidió echarse a un lado mientras se alargue la guerra entre Rusia y Ucrania, pero continúa siendo el dueño del club inglés.
Preguntado Thomas Tuchel sobre cómo afectará esta decisión al equipo, el alemán dijo que no trastocaría “nada” su día a día, según lo que había hablado con Marina Granovskaia, mano derecha de Abramovich y gestora del equipo.
Escueto pronunciamiento sobre el conflicto bélico
El Chelsea no se ha mojado en exceso y este domingo emitió un comunicado lamentando lo que está ocurriendo en Ucrania. Eso sí, sin mencionar ni a Rusia ni la palabra guerra.
“La situación en Ucrania es horrible y devastadora. Los pensamientos del Chelsea FC están con todos en Ucrania. Todos en el club rezan por la paz”, señaló el club londinense en un comunicado de 24 palabras.
Su cercanía con Vladimir Putin
Abramovich participó por más de 8 años en la política rusa luego de ser nombrado representante en la Duma (Cámara Baja) por la región de Chukotka (extremo oriente), en 1999. En diciembre del 2000, fue elegido gobernador de dicha región y, en 2005, el presidente Vladimir Putin decidió seguir manteniéndolo en el cargo para un segundo periodo.
Si bien es cierto, el magnate vive y trabaja desde hace años en Inglaterra, y desde ahí aseguran que su amistad con Putin lo expone a duras sanciones. Sus vínculos son investigados desde el 2019, cuando el medio inglés The Guardian reveló que participó en “actividades y prácticas corruptas” vinculadas al gobierno del presidente ruso.
Ahora, según The Sun, el Reino Unido no le renovará su permiso de residencia, ni con el pasaporte ruso, israelí o portugués. Incluso, el parlamentario de origen Galés, Chris Bryant, cuestionó que el empresario sea dueño del Chelsea y planteó confiscárselo por sus “actividades malignas en Reino Unido”.
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