Faustino Asprilla jugó en el Newcastle entre 1996 y 1997. (Foto: AFP)
Faustino Asprilla jugó en el Newcastle entre 1996 y 1997. (Foto: AFP)

El paso de por el no solo quedó marcado en el campo de juego, como el triplete que le anotó al Barcelona en Champions League, también lo hizo en el día a día con sus compañeros de equipo, quienes ‘sufrieron’ del talento y travesuras del exdelantero colombiano en la Premier League.

Y el medio británico The Guardian reunió a varios exjugadores que compartieron vestuario con Asprilla, quienes recordaron varias anécdotas que pasaron junto al colombiano. Warren Barton, Robbie Elliot, entre otros, describieron con muchos detalles estos episodios.

“Con él (Faustino) esperarías lo inesperado. Tenía ese lado rebelde y loco, pero nunca fue malicioso. Definitivamente era el más peculiar de nuestro equipo”, aseguró Robbie Elliot.

“Cuando pienso en él, no puedo evitar sonreír. Era la vida y el alma del equipo. Éramos un grupo muy unido y él entró y se sumó a eso”, agregó.

El Jordan de las ‘Urracas’

Barton tampoco quiso pasar por alto un mínimo detalle y lo comparó con el astro de la NBA, Michael Jordan. “El tiempo de espera en los cabezazos del ‘Tino’ era como Jordan. Todos hacíamos nuestro calentamiento grupal antes del partido, pero él estaba masticando chicle, manteniendo la pelota en alto, moviéndola y balanceándola sobre su cabeza”, recordó.

“Parecía un niño travieso, listo para divertirse. No estaba en la zona y se estaba concentrando con nosotros, pero estaba en su propia zona. Cuando sonó ese silbato, supo que iba a destruir a la oposición y hacerlo a su manera”, detalló.

Domingo en la casa de Shearer

Ya el propio Alan Shearer, hace un año, en entrevista con Gary Lineker confesó la vez que el ‘Tino’ se le apareció en su casa un domingo por la mañana.

“El timbre de mi puerta sonó un domingo como a las 6:30 de la mañana, y ahí mismo me pregunto, ‘¿qué demonios es eso? Miré afuera y vi al Tino sentado, gritando: ¡Shearer! ¡Shearer”, señaló.

A lo que añadió: “No me preguntes qué estaba haciendo, no me preguntes dónde había estado, pero creo que sin gritar, fácilmente podría haber entrado a mi casa. Era un tipo loco, pero encantador”.

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