La Premier League, para muchos, es la liga más entretenida del mundo. Y es que, quienes defienden dicho argumento, tienen razones para hacerlo. El campeonato inglés emociona a todos su público con estadios llenos, partidos impresionantes y jugadores de primera calidad. Sin embargo, la gran cantidad de encuentros puede terminar afectando el rendimiento de sus equipos.
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Porque, más allá de lo estrictamente futbolístico, la primera división en Inglaterra se ha caracterizado por contratos televisivos que se acercan a la locura. Es por eso que, en desmedro de la salud física y mental del futbolista, su calendario no frena, ni en Navidad ni en Año Nuevo.
Desde este 13 de diciembre, día en el que inicia la jornada 16 de la Premier League, los equipos de dicha competición tendrán que disputar cinco fechas durante los próximos 23 días. Algo sumamente abrumador en un deporte donde los propios entrenadores piden, a gritos, tiempo para entrenar.
Tal vez, sobreponer al partido por sobre el entrenamiento y, al negocio en desmedro del futbolista, ha terminado por romper los sistemas de juego en Inglaterra y encontrar, porque eso es lo que se ve, una anarquía, tanto en sus clubes como en su selección.
El resto de Europa se comporta distinto. España y Alemania, países de similar calidad futbolística a la de Inglaterra, dan descanso a sus jugadores. Los primeros, por fiestas; mientras que los segundos, cuentan con el ya conocido parón invernal, donde el fútbol profesional se paraliza por un mes.
No es el único factor, sin duda, pero, quizá, algo tenga que cambiar en la Premier League. La competitividad parece totalmente reducida al nivel europeo y, si es que quieren mirar con buenos ojos al futuro, tendrán que relegar al negocio para darle importancia al futbolista.
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