El fútbol de élite es una burbuja. Para sus integrantes, la fama y el dinero termina de llevarlos a una vida que no parece ser la real. Aviones privados, viajes clandestinos y hasta hogares fuera de la ciudad donde trabajan son características que definen a un futbolista de élite. Rodrigo Hernández; sin embargo, no se lo tomó tan literal.
Con 23 años (23 de junio de 1996), el joven mediocampista español llegó la temporada pasada al Atlético de Madrid proveniente del Villarreal. Después de un año trabajando bajo las órdenes del ‘Cholo’ Simeone, ahora es otro entrenador de élite que quiere contar con sus servicios. Se trata de Pep Guardiola, quien lo ha pedido para su Manchester City como reemplazante natural de Fernandinho. La operación, que está cerca de cerrarse por 80 millones, confirmaría un recambio generacional en la medular de los ‘citizens’.
Pero de ser pedido por los grandes clubes –el Bayern Múnich también lo tentó– la vida de ‘Rodri’, como es realmente conocido, parecía ser la de un alumno universitario cualquiera. Y es que cuando aún era un prospecto de futbolista profesional, el joven adolescente tuvo que dejar al cuadro ‘colchonero’, donde había estado desde los once años, por ser muy débil.
Dejando a sus amigos –Theo y Lucas Hernández, con los que creció desde que compartieron equipo en el Rayo Majadahonda–, Rodrigo hacía sus maletas y ponía rumbo a Castellón. Ahí sería el Villarreal quien le daría la posibilidad de crecer no solo futbolísticamente, sino también académicamente. En la Universidad de Castellón, y rompiendo el estereotipo de que los futbolistas prefieren no estudiar, el ya jugador de las divisiones inferiores del ‘Submarino Amarillo’ empezaba la carrera de Administración y dirección de empresas.
Una vida común y corriente
“Sé que los estudios son importantes. Más que nada porque quiero formarme. No quiero dedicarme toda mi vida a una sola cosa” le dijo al diario español Marca. Y es que con esa normalidad que lo caracteriza fue que a Rodri no le cambió nada pasar de jugar en Villarreal ‘B’ a hacerlo en el primer equipo. Compitiendo en la Primera División del fútbol español, el volante seguía viviendo en la residencia de estudiantes.
Sin reproches, y ya con la camiseta del cuadro ‘rojiblanco’, Hernández recordaba con El País que dichos años fueron los más felices de su vida. “Me hizo madurar muchísimo. Los jugadores vivimos con una calidad de vida muy alta y convivir con gente que lucha a diario, aunque nosotros también luchamos pero sabemos que vamos a vivir bien, me ayuda a relativizar las cosas y a ver cuándo un problema es de verdad o una tontería”, dijo.
La cotidianidad de su día a día era tan sencilla que ni ganando sueldo de profesional quería cambiar los hábitos que había mantenido como una persona normal. No quería comprarse un carro lujoso y, hasta que lo terminaron convenciendo por temas de seguridad, mantenía un Opel Corsa de segunda que, como contaba un amigo suyo a Marca, se lo había comprado a una señora apenas sacó la licencia de conducir.
La pasión por el fútbol
Desde hace algunos años que ya lo comparan con Sergio Busquets. Su presente es formidable, ya es parte del universo de la selección española y tiene ese deseo constante de aprender. Bueno, lo tuvo desde niño, cuando en los diferentes clubes en los que ha estado se quedaba conversando con los entrenadores para aprender un poco más de táctica.
“En mi casa estaban hartos de que yo vea tanto fútbol. Pero desde pequeño siempre me interesó cómo funcionaba este deporte y cómo se entrenaba a la hora de jugar”, le contaba a El País. Al final todo ello lo terminó llevando hacia la élite y siendo uno de los engreídos de Simeone –con quien también se queda después de cada entrenamiento– en el Wanda Metropolitano.
Ahora, con su inminente salida hacia la Premier League (Marcos Llorente llegó desde el Real Madrid para reemplazarlo) podrá seguir aprendiendo con un entrenador que ya le jaló el ojo cuando dirigía al Barcelona. “Me enganchó que ese Barza sea un equipo ganador”, diría. Puede que en unos meses él termine siendo parte de un nuevo título para Pep Guardiola.
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