“Dios aún existe”: la emotiva carta de Martín Palermo a tres meses de la partida de Maradona

El actual técnico de Curicó Unido le dedicó unas palabras al astro argentino en una carta publicada por ‘The Players Tribune’. “No se lo cuidó y ayudó para terminar una vida que fuera digna de quien fue”, criticó.
Palermo y Maradona se abrazan en el Argentina-Grecia de Sudáfrica 2010. (Foto: AFP)

A tres meses de la muerte del ‘Pibe de Oro’, , histórico goleador de Boca Juniors, escribió una emotiva carta dedicada a , la cual fue publicada por ‘The Players Tribune’. Tener al astro del fútbol como compañero y técnico fue algo inolvidable, destacó el actual entrenador de Curicó Unido, quien reveló algunos detalles íntimos que tuvo con el ‘Pelusa’ cuando lo convocó a la ‘Albiceleste’ y, encima, recordó su famoso gol a Perú en las Eliminatorias a Sudáfrica 2010.

“Solo el hecho de ser Diego Maradona implicaba hacer un trabajo de 24 horas los 7 días de la semana”, fue una de las primeras líneas que resaltó el ahora técnico argentino hacia aquel jugador querido por todos los clubes.

“Sabía que su presencia era importante para todos los que estuvieran cerca de él, y sólo quería mostrar que estaba presente y disponible para lo que necesitara. Siempre fue así, siempre cuidándote, preguntándote cómo estabas. Y siempre se aparecía cuando menos te lo esperabas”. indicó.

“‘No, no puede ser, solamente es lo que están diciendo. Probablemente no sea nada’. Y al final realmente no era nada. Maradona siempre se recupera. Maradona siempre sobrevive. Había pasado tantas veces. Entonces pensás que esta es solo una más. Pero después la noticia sobre su recuperación nunca llega”, escribió.

“Cuando salimos a festejar el título en la calle, entendí que esta era la mayor expresión de satisfacción, de alegría, que el fútbol podía traer. Y el origen de toda esa emoción era Maradona”, expresó.

No obstante, ‘El loco’ manifestó el día en que se sintió más cerca de él. Durante el Mundial de Estados Unidos 94, tras regresar a la Selección Argentina para ser el “salvador”, dio positivo al doping. El resto es historia.

“Yo tenía 20 años y había debutado profesionalmente dos años antes. Viéndolo ahí, sintiendo su dolor, despertó una nueva clase de afecto. Cuando lo vi llorar, quería llorar yo también. Es difícil, realmente, describir lo que sentí en ese momento. Todo lo que puedo decir es que me sentí más conectado con él que nunca antes. Era Maradona, era Dios, pero también era humano, ¿no?”, reveló.

“Todavía siento que fue una bendición haber podido jugar con él en los últimos meses de su carrera. Obviamente no estaba en la plenitud de su momento de esplendor de los años 80, pero igual te asombraba. Llegaba al entrenamiento y era como si todo se paralizara, y nosotros nada más mirábamos lo que hacía con la pelota, o nos quedábamos viéndolo con la boca abierta mientras clavaba otro tiro libre al ángulo. No exagero para nada: literalmente Diego podía poner la pelota donde él quisiera”, sostuvo.

“Diego sabía que estaba cerca del retiro, pero aun así siguió peleando hasta el final. Se brindó al equipo a todo nivel. Incluso cuando su cuerpo ya no podía más, igual se exigía hasta el límite. Siempre quería estar ahí para vos. Es como esas películas sobre los guerreros. El guerrero pelea contra todo y contra todos, pero no lo hace para él. Lo hace para el bien de los demás. Siempre vi a Maradona de esa manera. Desde lo individual era un artista. Como compañero era un gladiador”, añadió el goleador.

Una noche inolvidable

“Era un momento de crisis para Argentina. No ganar un Mundial, ya es bastante malo. ¿Pero ni siquiera ir a un Mundial…? Impensable. Realmente estábamos bajo mucha presión y había que salir con el cuchillo entre los dientes. Así que ahí estamos, jugando contra Perú en Buenos Aires, y diluvio. Es un clima bíblico. Hacemos un gol. Gracias a Dios, está todo dado para ganar 1-0. Y después llega el empate de Perú antes del final. Desastre. Estábamos terminados. Game over. Chau Mundial. La gente se empieza a ir del estadio, como loca, enojada. Y Diego, que había sido muy criticado en la prensa por sus tácticas, por llamar a un delantero viejo que todos creían terminado… ahora también está listo. Pero en tiempo de descuento, ganamos un córner. La pelota llega al área y me queda de frente, para que la toque rumbo a la red. Gol. Empiezo a correr como un loco, con todos los compañeros que me persiguen. El estadio explota. Diego también se manda corriendo al campo, se tira de cabeza y aterriza en el pasto mojado. Qué momento. ¡Qué noche!”, detalló.

Martín Palermo anotó el 2-1 final ante Perú, a los 92', por las Eliminatorias para el Mundial 2010. (Foto: AFP)

“Es difícil saber realmente lo que pasó en el último tiempo para que terminara como terminó. No me gustó cómo tuvo que vivir en sus últimos dos años. Ver la figura de él deteriorándose tanto... No era el Maradona que me gustaba ver. Lo que más lamento de todo es que lo hayan dejado tan solo. No se lo cuidó. No se lo ayudó para terminar una vida que fuera digna de quien fue”, asimiló el entrenador.

“No sé cuándo voy a enfrentarme con la realidad. Quizás en algún momento tendré que aceptar que Diego se fue, del mismo modo en el que tuve que aceptar la muerte de mi hijo. Voy a tener que cruzar ese puente y decirme: ‘No está acá. No lo voy a ver nunca más’. Pero todavía no llegué a ese punto. Es demasiado doloroso, demasiado surrealista. Para mí, Diego todavía está ahí. Dios aún existe. Y de algún modo, siempre estará”, finalizó.

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