La historia relata uno de los capítulos más gloriosos en la trayectoria del club mexicano. Fue un 28 de junio de 2001 cuando Cruz Azul logró la hazaña más grande para un equipo mexicano a nivel continental: enfrentó y venció a Boca Juniors en la gran final de la Copa Libertadores, como visitante en el legendario estadio de La Bombonera, una de las canchas más míticas de Argentina.
Han pasado 22 años desde aquel histórico encuentro en el barrio de La Boca, pero el plantel que hizo historia jamás olvidará aquel momento. Aún resuenan, en la cancha de La Bombonera, las ovaciones y los aplausos que la multitud brindó de pie a ‘La Máquina’, en reconocimiento a su audacia y grandeza al lograr algo inédito: derrotar a Boca Juniors en su propio terreno en una final.
Boca Juniors llegaba a la gran cita como el campeón defensor de la Copa Libertadores 2000, buscando el anhelado bicampeonato. Estaba dirigido por el renombrado Carlos Bianchi y contaba con figuras de la talla de Juan Román Riquelme, Óscar Córdoba, Jorge “El Patrón” Bermúdez, Marcelo Delgado y un conocido en Cruz Azul, Christian Giménez padre de Santiago Giménez.
Por su parte, el equipo cementero llegaba con un poderío imponente para luchar por el título, tras eliminar en el camino a otros dos grandes del fútbol argentino: River Plate en los cuartos de final y Rosario Central, en las semifinales. Además, Cruz Azul se convertía en el primer equipo mexicano en disputar una final en el torneo de la Conmebol.
‘La Máquina’, liderada por José Luis Trejo y reforzada con José Saturnino Cardozo y Sergio Almager, encajó perfectamente en la gesta histórica. Jugadores como Francisco Palencia, Óscar Pérez, Julio Pinheiro, Héctor Adomaitis y Melvin Brown formaron parte de uno de los mejores equipos en la historia celeste.
El gol que silenció a la mitad más uno de Argentina llevó la firma del capitán Paco Palencia, fue tras un tiro de esquina y un posterior centro del habilidoso jugador vestido de azul, quien dejó la pelota en bandeja de plata para que el Gatillero Juan Francisco Palencia la enviara al fondo de las redes. No existe nada más silencioso que La Bombonera enmudecida. Sus gradas, que retumban y se estremecen con cada grito apasionado de los hinchas, quedaron estáticas y mudas mientras el ídolo cementero corría con los brazos extendidos en territorio ajeno, celebrando el 1-0. Se escribía la leyenda en el templo de Boca Juniors.
Tras un empate 1-1 en el marcador global, no había margen para el error. Los corazones latían acelerados y los jugadores se preparaban para la prueba definitiva, los penales... desde los once pasos se definió aquella final tan trepidante.
Pinheiro erró el cuarto disparo de los cruzazulinos en la tanda de penales, y ahí se acabó el partido y el sueño de que un equipo mexicano ganara la Copa Libertadores de America, pero esa noche fue inolvidable para todo un continente, ya que un equipo mexicano ganaba en una de las canchas mas hostiles del mundo, silenciando por completo a una de las aficiones mas alentadoras del mundo y de esa manera ‘La Maquina Celeste’ se ganó el reconocimiento de propios extraños.