El gran sueño de Adolfo Dybala era ver a uno de sus tres hijos como futbolista. Gustavo y Mariano ya eran casi perdido, solo quedaba Paulo. En marzo de 2003, lo acompañó a la sede de Instituto, en su natal Córdoba, para su primera prueba. El infante de 10 años llegó con camiseta de Boca Juniors, pecado en la sede del club, pero su talento bastó para que se quede.
Paulo Dybala junto a su padre viajaban 49 kilómetros todos los días, desde su pueblo, Laguna Larga, a la gran ciudad para los entrenamientos. La situación cambió en 2008: Adolfo falleció y el deseo de ver cumplir el sueño de su padre se hizo trisas.
Instituto no quería perder a su joven promesa y Paulo Dybala aceptó vivir en su residencia. Así, fue conocido como el Pibe de la pensión, a la par que era la gran figura en las menores del club. Dos años después, debutó en la Primera B de Argentina, en la misma que jugó River Plate (2011-2012). Se convirtió en la estrella.
Jugando por un sueño
Sus 17 goles en 40 partidos en Instituto despertaron el interés de los clubes más poderosos de Europa, pero fue el humilde Palermo de Italia el que fichó a Paulo Dybala por 12 millones de euros. Allí, con la ventaja de estar lejos de las exigencias de los equipos top, aprendió a mejorar su gran técnica.
Luego de tres temporadas en gran nivel con 21 anotaciones anunciaban a gritos que Paulo Dybala haga el gran salto a un gigante europeo. Juventus lo fichó meses antes que debute en la selección de Argentina. En Turín ya se volvió en un ídolo y esperan que en los próximos años supere al mismísimo Lionel Messi.
Justamente, Paulo Dybala cumplió uno de sus grandes sueños al jugar junto a Lionel Messi con la camiseta albiceleste. Como comprobante de la gran química entre ambos, 'Leo' fue el que más lo defendió luego de increíble expulsión del atacante de la Juventus ante Uruguay en las Eliminatorias. Somos testigos de otra gran historia.