Atlético Nacional ha logrado llegar de nuevo a una final de Copa Libertadores. Su última incursión fue en 1995, en donde perdió con el Gremio de Porto Alegre. Sin embargo, nadie olvidará el título que consiguieron en 1989, cuando vencieron a Olimpia de Paraguay por penales.
No obstante, Atlético Nacional jamás podrá borrar de su historia el trascendental e influyente nexo que se dice que tuvo con Pablo Escobar.
Pablo Emilio Escobar Gaviria, conocido narcotraficante colombiano, era líder del cartel de Medellín. Una vez que tuvo en sus manos cantidades astronómicas de dinero gracias a la cocaína, quiso incursionar en la política y vio en el fútbol una gran oportunidad para consolidar el afecto del sector popular colombiano. ¿Qué más popular que el balompié?
Escobar empezó construyendo canchas de fútbol en las zonas más pobres de Medellín, hasta que poco a poco, por una cuestión de territorialidad, decidió hacerse cargo del Atlético Nacional, a pesar de ser fanático del DIM. Escobar sabía que los 'verdolagas' eran los representantes de los sectores más olvidados de Colombia.
La relación entre Pablo Escobar y Atlético Nacional consiguió resultados extraordinarios en un momento. Los sueldos que prometía el narcotraficante desembocó en que los mejores jugadores del medio pasaran a formar parte del plantel de los 'verdolagas'. Eso les permitió campeonar la Copa Libertadores de 1989, mas no de Colombia, puesto que el torneo se suspendió por la muerte de un árbitro. "El asesinato fue ordenado por Pablo Escobar", dijo Popeye, mano derecha del narco.
Palabras de Popeye, mano derecha de Pablo Escobar sobre la Copa Libertadores 2016
El periodista argentino Ezequiel Fernández Moores indica que Pablo Escobar quería que su equipo, el Atlético Nacional gane la Copa Libertadores de 1989 para poder disminuir el impacto de 4052 muertes que protagonizó el cartel de Medellín ese año. Entre los principales atentados, estuvo el asesinato de Luis Carlos Galán, candidato a la presidencia de Colombia; los 100 kilos de dinamita que hicieron explotar 'El Espectador' y el derribe de un avión en marcha donde se presumía que iba a estar Cesar Gaviria, quien se convertiría meses después en mandamás cafetero.
Pero Escobar no era el único narcotraficante en Colombia. El cartel de Cali, liderado por Miguel Rodríguez Orejuela, confeso enemigo de Pablo, llevó esta rivalidad al fútbol. Uno con el Atlético Nacional y otro con América de Cali. Entre muertes de árbitros, amenazas y sueldos altísimos, el deporte rey en Colombia se fue inflando como un globo lleno de cocaína, el cual al reventar, haría visible toda la influencia de la mafia del narcotráfico.
Muchas fuentes revelan que el vínculo de los jugadores con Pablo Escobar era bastante estrecho. En muchas ocasiones, el narcotraficante los invitaba a la conocida Hacienda 'Nápoles', donde recibían autos, dinero y disputaban partidos relámpagos para satisfacer los pedidos del colombiano. Los siguientes deportistas fueron seguidos para conocer hasta donde llegaba su relación con el narco.
El equipo que jugó la final de la Copa Libertadores
Precisamente René Higuita fue arrestado en 1993 por estar involucrado en un secuestro, pero sus problemas ya habían empezado. En 1991 fue captado cuando le hacía visitas en 'La Catedral', cárcel que el mismo narcotráficante construyó.
Depor se comunicó con John Eric Gómez, periodista de 'El Colombiano', quien cubre todos los sucesos del Atlético Nacional de Colombia. "Si bien las acusaciones del nexo entre el equipo y Escobar son variadas, no están comprobadas. El éxito de los 'verdolagas' fue en gran parte por la idea de Maturana, la cual consistía en solo jugar con futbolistas nacionales. Se llamaron 'Los Criollos'", señaló.
Dentro del contexto de violencia vivido en Colombia, Pablo Escobar muere en 1993, cuatro años después del logro obtenido en la Copa Libertadores. El fallecimiento del narcotraficante tuvo un efecto dominó, donde los principales líderes de carteles empezaron a desaparecer, y eso incluía dejar de ejercer su presencia en los clubes.
Con la caída del imperio de Escobar, no existía quien pague los altos salarios establecidos en el Atlético Nacional. No había dinero y la violencia no cesaba. El fútbol estaba en crisis.
Colombia participó del Mundial de 1994. La muerte de Andrés Escobar, jugador del Atlético Nacional, por anotar un gol en contra en dicho certamen y la amenaza de muerte a Francisco Maturana, técnico de la selección colombiana sacaron a relucir los problemas que vivía el país cafetero. No pasaron la primera ronda.
Atlético Nacional no sufrió, en resultados, la muerte de Pablo Escobar. Conseguiría su sexto título nacional en 1994, y un año después conseguiría llegar a una nueva final de una Copa Libertadores. Como se mencionó, perdió con el Gremio de Brasil en 1995.
Sin embargo, se sabía que el club estaba con muchas deudas, y por dicha razón fue comprado, en 1996, por la Organización Ardila Lulle. "Este grupo, uno de los más grandes de Colombia, implantó una medida netamente empresarial con el Atlético Nacional, la cual se vería reflejada muchos años después", indicó el periodista colombiano.
"Cuando la selección estaba en crisis, era porque Atlético Nacional lo estaba. La base de Colombia era el club, y el cambio generacional, tanto en los dos equipos se hacía notar." Agregó John Gómez.
Llegado el nuevo siglo, Atlético Nacional estuvo en un sube y baja inentendible, el cual es explicado por John Gómez. "El Nacional sufrió mucho por varios nefastos fichajes, pero también porque los equipos empezaron a adoptar la organización empresarial que el club venía teniendo desde que fue comprado por el grupo Ardila Lulle", señaló.
Atlético Nacional, para el año 2012, solo ostentaba once títulos, cuatro logrados en el nuevo siglo. La llegada de Juan Carlos Osorio mostró que el Atlético Nacional podía llegar a más. Consiguió convertirse en el técnico más ganador de la historia del club con tres campeonatos ganados.
Ahora, Reinaldo Rueda, quien llegó el 2015 al Atlético Nacional, protagoniza una campaña extraordinaria. Su equipo es superior y ha sabido encontrar el equilibrio entre jugadores nacionales y extranjeros. No hay Pablo Escobar que valga. Los 'verdolagas' solo están a dos partidos de volver a convertirse en los mejores de Sudamérica.
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