No fue una pena ver a Beto da Silva quedarse con las manos vacías en el Mundial de Clubes... porque ni siquiera se le pudo ver. Renato Gaúcho no lo inscribió en la lista de participantes aunque sí lo llevó a Emiratos junto al equipo, de manera que el peruano vio todo el torneo en buzo y zapatillas, tan cerca pero, a la vez, tan lejos.
Un breve repaso de su temporada en el ‘Tricolor gaúcho’ es necesaria antes de dar una opinión. Llegó a Brasil en enero y de los 79 partidos que ha jugado Gremio este año participó solo en 13, titular apenas en dos de ellos, acumulando la desdichada cifra de 367 minutos. De ‘yapa’, recordaremos que en el PSV no pudo jugar ningún partido oficial (alternó en el Jong PSV, filial del primer equipo) y, tras un año, volvió a América.
Puestas las cartas sobre la mesa, queda claro que el ex Cristal debe replantear urgentemente su futuro. Terminó alternando en el Brasileirao, pero no porque convenció al técnico sino porque el ‘Tri’ le dio absoluta prioridad a la Copa Libertadores. Y, a decir verdad, era lo que el DT tenía a la mano. Ni con la venta de Pedro Rocha al Spartak de Moscú en agosto, Beto se hizo un lugar. Barrios (quien dejará el club), Fernandinho, Jael, Everton y Luan están delante de él. ¿Y qué hace pensar que el campeón de América no se reforzará para la próxima temporada?
¿Esto hace a Da Silva un mal jugador? De ninguna manera. A solo días de cumplir 21 años (el 28/12), sus condiciones siguen siendo tan prometedoras como su futuro, siempre y cuando encuentre su lugar. Y Gremio, club con el que aún tiene contrato por tres años más, no parece ser el dulce hogar que todo jugador busca, por más que haya hecho divisiones menores ahí. Tampoco debería volver al Perú, ojo. Su nivel excede el de nuestro querido Descentralizado.
Y si bien Beto aún es más promesa que realidad, el Mundial se juega en seis meses y Guerrero, mientras la apelación no falle a su favor, no podrá participar. Gareca ha dicho y demostrado que el aún ‘9’ de Gremio está en sus planes, pero si no tiene minutos, ¿cómo llevarlo? El cambio de equipo se impone. No queremos ver otra versión del caso Cristian Benavente: con condiciones enormes desde muy chico, recién con 23 años parece consolidarse (y solo el Tigre sabe si le alcanzará para jugar en Rusia).