Si gritas, no vale: el estricto código de conducta bajo el que los hinchas japoneses han vuelto a los estadios

El partido de la J-League disputado en el feudo de los Urawa Reds contra el Yokohama FC ha visto público en las tribunas, pero con un reglamente que debe cumplirse al pie de la letra.
El insólito modelo del fútbol de Japón para reabrir los estadios al público. (EFE)

Las palmas del público y las voces de los futbolistas sobre el césped fueron hoy los únicos sonidos audibles en las gradas del Estadio de Saitama 2002, donde unas 7.000 personas contemplaron en riguroso silencio un partido de la

Este es el modelo nipón para el regreso de los espectadores a las competiciones deportivas durante la pandemia de , que ha permitido que cada vez haya más público en las gradas y que está siendo estudiado con atención por los organizadores de de cara a los Juegos Olímpicos previstos para el próximo verano.

En el partido de la J-League disputado en el feudo de los Urawa Reds contra el Yokohama FC había unas 7.000 personas, debido a que los clubes de la primera división nipona han decidido por ahora mantener la entrada por debajo de los 10.000 espectadores con el objetivo de ir aumentándola progresivamente hasta el 50 % del aforo.

Todos los asistentes debían pasar por un control de temperatura corporal y lavarse las manos con gel desinfectante a la entrada, remitir datos personales y de su estado de salud durante los últimos días y llevar mascarilla.

Además, en las gradas se aplica un distanciamiento de al menos un metro entre cada espectador -de modo que al menos haya un asiento vacío entre cada aficionado-, y se impone un estricto código de conducta que prohíbe el contacto físico y todo acto susceptible de dispersar partículas de saliva en el aire.

No se permite por tanto cantar, gritar, silbar con los dedos, usar megáfonos, agarrarse del hombro o abrazarse, según las directrices de la liga nipona, que en cambio sí permiten animar a los equipos tocando las palmas o usando carteles, bufandas y banderas.

Los típicos cantos coordinados a la perfección y coreados durante todo el partido por la incansable afición nipona no tienen cabida en este contexto, y en su lugar llega a las gradas con total claridad el sonido del golpeo de balón de los futbolistas, las indicaciones de técnicos y jugadores o los pitidos del árbitro.

Los aficionados nipones al fútbol y al béisbol, los dos deportes más populares del país, pueden volver a disfrutar de las competiciones nacionales en vivo desde comienzos del pasado julio, cuando el Gobierno comenzó a relajar las restricciones de acceso sobre eventos multitudinarios con motivo de la pandemia.


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