Benavente ha dejado de estar relegado en el banco para convertirse en habitual titular en el Sporting Charleroi en las últimas semanas. En la Selección Peruana, sin embargo, el panorama es un poco diferente. En el último duelo por Eliminatorias, frente a Ecuador, recién fue desde el "vamos" por primera vez en este nuevo proceso. Y, hoy, contra Argentina, todo haría indicar que será la segunda ocasión en hacerlo, de no sufrir una lesión en los calentamientos.
Gareca vuelve a ubicarlo en la posición que ocupó cuando le tocó jugar con Ecuador. De un extremo por derecha. Y, vale decir, donde no tuvo el rendimiento que uno esperaba.
Aquella vez, Benavente fue más protagonista en situaciones defensivas que de ataque. De acuerdo a la disposición táctica que elaboró el técnico, trajinó para cumplir sus órdenes. El volante estuvo atento en bloquear la salida de Ayoví por la izquierda ecuatoriana e intentó casi siempre ser un hombre de apoyo para Aldo Corzo, que sufrió con la velocidad de Jefferson Montero.
La labor por la que estuvo pendiente, y que el trámite del juego desencadenó, fueron influyentes para que no ponga en práctica, con mayor constancia, las virtudes que aún tiene: la habilidad para engañar a los rivales en el uno contra uno y el desequilibrio, por ejemplo. También, cómo no, la falta de ritmo, por ese entonces, pudo haber hecho su papel y que el físico no le alcance en labores ofensivas. No es una excusa, obvio.
Benavente, luego del juego ante Ecuador, participó en cuatro de los cinco partidos que tuvo su equipo, lo cual le hizo acumular 258 minutos y dos goles. En el Charleroi, el técnico lo usa como una especie de mediapunta, por detrás del delantero. En cambio, en Perú, Gareca volverá a apostar por él en otra posición. ¿Por qué? ¿Qué de diferente podría darle en este choque?
Partiendo de que todos los partidos son historias distintas, la opción de usar al futbolista de 22 años podría responder al objetivo del buen manejo de pelota desde la mitad de la cancha. A hacerla descansar en sus pies. Nadie duda de los recursos técnicos que Benavente posee. En ese juego asociado que se pretende sumarse a Tapia, Yotún, Cueva, Flores y Guerrero, sobre el papel, debería ser un acierto.
La continuidad que Benavente ha ganado coopera para que la confianza se recobre y pueda demostrar que puede serle muy útil a la selección, pese a que no esté en su puesto natural. La exigencia ante Argentina es mayor. Por su lado, Marcos Rojo, de Manchester United, y que no se caracteriza por una constante salida, será el que tenga al frente. Y metros más atrás, Di María siempre representa una señal de peligro.
Más allá de los nombres de los rivales mencionados con los que se cruzará muy seguido, es una gran oportunidad para que Benavente, en conjunto con el equipo, sobre todo, justifique su consideración. Tiene las armas no solo con el fin de defender, sino también como para hacer daño y ser una preocupación. "En el aspecto físico me encuentro bien, estoy jugando de titular y vengo con ganas de jugar", dijo hace unos días en los entrenamientos previos al partido. Solo queda demostrarlo en la cancha.
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