Aunque sólo el tiempo permitirá darle la dimensión correcta a lo hecho por la 'Vinotinto' Sub 20, algunos ya catalogan su actuación en el Mundial como la proeza más grande en la historia del fútbol venezolano. Lo cierto es que, con su país sumido en una crisis generalizada, los muchachos ofrecieron un poderoso ejemplo de valentía, esperanza y tenacidad.
Adalberto Peñaranda y el emotivo mensaje después de fallar el penal decisivo de Venezuela
Semifinal de la Copa del Mundo Sub 20. Minuto 90+1. Venezuela pierde por la mínima ante Uruguay. Samuel Sosa, un muchacho criollo de 17 años, patea un tiro libre y hace explotar de euforia a todo su país. Menos de 24 horas antes, Neomar Lander, otro ‘chamo’ de la misma edad, moría en las calles de Caracas protestando contra el gobierno y el luto arrugaba el corazón de sus paisanos. Esa es la Venezuela de hoy en día: la de los contrastes, la polarizada, la que no tiene matices entre la luz y la oscuridad.
“Venezuela le pertenece a los jóvenes”, leí hace poco. No podría ser más cierto. Muchos de ellos arriesgan el pellejo en su clamor por la libertad; mientras que otros tantos, contra todo pronóstico, le regalan a 30 millones de venezolanos la ilusión común de ver a su selección jugar la final de un Mundial.
La selección venezolana llegaba a Corea del Sur tras una positiva actuación en el torneo sudamericano y una exhaustiva preparación que duró casi dos años. Sin embargo, ellos posaban sobre sus hombros la responsabilidad de, según expresaban, “darle una alegría” a su gente en tiempos tan aciagos.
Es por eso que su gesta se magnifica en la retina de todos los que tuvimos el privilegio de ser testigos de esta historia. A pesar de que el fútbol venezolano ha experimentado un retroceso generalizado en los últimos años, y de un contexto sociopolítico que se antoja insostenible, los dirigidos por Rafael Dudamel, y citando al propio estratega, demostraron que “son el símbolo de la Venezuela que queremos, la que busca conseguir sus objetivos sin hacerle daño a nadie”.
La amargura y la tristeza son inherentes a la derrota. Siempre es así y más si se trata de una final. Pero, poco a poco, iremos asimilando la envergadura de esta hazaña, iremos comprendiendo su importancia y, sobre todo, la influencia simbólica que tendrá en nuestra sociedad a corto y mediano plazo.
Hay incontables ejemplos de que el deporte unifica, de que el deporte salva. Para Venezuela, que atraviesa uno de los momentos más oscuros de su historia republicana, estos muchachos son y serán una postal perenne, un recordatorio constante, de la irreverencia de un país que lucha por volver a florecer.
Perdieron una final, pero nos motivan a nosotros a ganar la más importante: la de la libertad. Gracias, chamos.
Desde Venezuela
Anthony Abellás (@AnthonyAbellas)
Periodista de Meridiano TV