Blatter abría el sobre donde se mostraba el organizador del Mundial 2002, y el nombre que aparecía era el de Qatar. Desde ese momento y hasta el día de hoy, son varias las polémicas que se han generado con respecto a esta nueva Copa del Mundo.
Acusaciones de explotación y incluso de esclavitud, por parte de los obreros que construyen los estadios para el evento. También se discutió respecto a que será el primer torneo mundial que se juegue en diciembre. Actualmente, un tercer tema se ha puesto debate, aunque a diferencia de los otros dos, aquí sí existe dos puntos de vista distintos entre FIFA y el organizador, Qatar: el alcohol en los estadios.
"No se podrá consumir alcohol en las calles, plazas y lugares públicos, y esto es definitivo", fueron las declaraciones de las autoridades qataríes. No obstante, este es un escenario casi imposible para FIFA, que en los Mundiales previos ha permitido la venta de cerveza en los estadios, e incluso le ha servido como una fuente de ingresos.
Obviamente, esto es por un tema de auspiciadores. Anheuser-Busch InBev, es el grupo al cual pertenece Budweiser, marca que patrocina a FIFA y que le desembolsa una gran cantidad de dinero. El contrato entre ambos se extiende hasta el Mundial 2022, por lo cual, el máximo ente del fútbol deberá negociar con las autoridades de Qatar si es posible modificar la norma que prohíbe el consumo de alcohol.
El alcohol no es ilegal en Qatar, sin embargo, por un tema relacionado a la religión, tanto la venta como el consumo tiene numerosas restricciones. Incluso, los turistas que visitan este país deben solicitar una licencia para poder beber licor y los hoteles solo pueden vender alcohol con una autorización especial.
Argentina vs. Colombia: partido por la fecha 12 de Eliminatorias Rusia 2018
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